Frente a la hiperinflación y a la recesión económica constituyen el reto más grande en la historia del empresariado venezolano.
La afirmación es hecha por Jorge Botti, expresidente de Fedecámaras, quien vino ayer a Barquisimeto para hablarle a los empresarios de la región sobre la situación en que se encuentra el sector privado en el país.
Al ser consultado sobre las expectativas que pueden tener los empresarios ante la posibilidad de que en Venezuela se produzca por vía electoral un cambio de gobierno y se cambie el modelo económico existente, fue muy cauto:
-El empresario por su naturaleza es muy pragmático, expone Jorge Botti. Sin duda, piensa en el futuro.
Está pensando qué puede hacer en su empresa y en las inversiones si se produjera un cambio político. Pero está ocupado en el presente. Y está consciente de que está frente al reto más grande de su historia. Porque nunca habíamos tenido una situación tan crítica como es la de esta hiperinflación y, al mismo tiempo, de recesión económica. La caida del consumo es algo sin precedentes.
-¿No se ha hecho una evaluación del alcance de esa caída?
-La economía acumula en tres años consecutivos cerca del 30 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) de caida. Tenemos una situación de recesión económica comparable a una situación de guerra. Los indicadores que se tienen nos hablan de que este año la caída será mucho más fuerte de cuando se hizo el paro petrolero, que fue cerrado el ingreso a la nación. Pero, se estima que será mucho mayor. De esa magnitud será la caida.
-¿Qué va a hacer el empresariado?
-Con toda sinceridad tiene que estar consciente que está delante del más grande de sus retos. Prolongar esta agonía (altísima inflación, muy baja capacidad adquisitiva de la gente y al mismo tiempo estar con un gobierno que permanentemente está hostigando y limitando las herramientas que puede utilizar el empresario) es acercarnos a un holocausto.
Aquí hay 300 mil empresas menos, afirma. Tenemos la mitad del número de empresas que funcionaban hace 18 años. Eso no es poca cosa.
Si bien es cierto tenemos que reconocer que desde el año 2004 hasta el 2013, inclusive, las empresas que se mantuvieron tuvieron momentos de bonanza, lo que estamos viviendo ahora, en el curso de los últimos 18 meses, implica una especie de maquinaria destructora, sobre todo la situación por la cual atraviesan las pequeñas y medianas empresas, asi como el mediano comercio que se está descapitalizando aceleradamente al vender sus inventarios y no tener capacidad para recuperarlos. Esto quiere decir que está perdiendo su patrimonio. El reto que tenemos por delante es cómo sortear la situación actual.
-¿Y si hay cambio político?
-Llegará el momento de pasar ese camino también. Pero, en la actualidad yo llamo la atención al empresario de cruzar este desierto, que es una situación sumamente crítica. Eso implica que debemos entender muy bien el mercado, ir a buscar el financiamiento donde quiera que esté. La capacidad ha mermado tanto que hay que imaginarse cómo lograr que la empresa funcione. Hay que aprovechar, si es verdad, la salida de competidores, porque hay empresas que están desapareciendo. El reto del cual hablo no solo se refiere a la situación económica sino a la ideología que nos están imponiendo.
Es falso que el Gobierno esté promoviendo acciones para que los motores arranquen la economía. El Gobierno se está empleando a fondo en tratar de subsistir con producción en manos colectivas; es decir, en el modelo comunista.
-Pero, ¿si ese modelo fracasó porque existe ese empeño?
-El Gobierno insiste. Está convencido y tiene como asesor a este señor Serrano Mancilla, quien ha dicho que la inflación se combate con producción. Pero va a ensayar. Se emplean recursos para sustituir al aparato productivo. Y fracasarán.