Un repentino apagón de electricidad y el fuerte olor a quemado alertaron a los residentes de la calle 5 de la comunidad de Villa Esperanza II, ubicada en Cabudare, municipio Palavecino.
Todos los vecinos salieron, gritaban que la casa se quemaba, no sabían si había alguien adentro, pero debían hacer algo al respecto. Llamaron a los funcionarios del Cuerpo de Bomberos de Palavecino, pero la respuesta dada es que debían “resolver”, porque no tenían unidad.
Con tobitos de agua se armaron y comenzaron a sofocar las llamas.
La candela fue voraz y se llevó en cuestiones de segundos todo lo que estaba a su paso.
El rancho de zinc ardía en llamas. Una cama, una litera, toda la ropa, cocina, batea y varios artefactos fueron consumidos por las llamas.
Mientras los vecinos apagaban el fuego, la dueña de la casa, Luisa Prado, llegaba al lugar. La mujer lloraba, no podía creer lo sucedido.
Había perdido todo lo que tenía. Los enseres que había podido adquirir desde hace cinco años cuando llegó a la comunidad.
En el momento del hecho, dentro de la casa no había nadie. La señora Prado estaba en casa de su hermana.
Una vez que las llamas se apagaron entró a su vivienda y se percató de que había un boquete en la parte de atrás. Además le faltaban un televisor y ciertos artefactos. Tras indagar con otras personas supo que los delincuentes además de robarla le prendieron candela al rancho.
La dama en medio del dolor comentó que por tercera vez era víctima de la delincuencia.
Los mudan
Vecinos de dicha comunidad, la cual fue fundada hace cinco años, indican entre 400 y 500 personas viven allí. Son alrededor de 90 familias. Actualmente se sienten “presos” en su vivienda, porque no pueden salir.
La persona que abandone su hogar debe hacerlo a riesgo, porque sabe que puede ser mudado en cualquier momento. “Nosotros nos apoyamos unos con otros, por lo menos para salir a comprar los días que nos toca”, comenta una vecina que no quiso identificarse por temor a represalias.
Aseguran que son los residentes de una invasión llamada 7 de Octubre, ubicada a un lado de la comunidad, quienes los mantienen azotados.
Es tanta la inseguridad y la zozobra en la que viven que en el momento en que estaban apagando el fuego, a uno de los vecinos le robaron su bombona.
El llamado lo hacen a los cuerpos de seguridad del estado Lara para que patrullen en la zona.