Quienes diariamente o con mucha frecuencia se desplazan por la avenida Hermann Garmendia, hacia o desde El Cercado y sectores intermedios, no pueden menos que calificar de negativa la existencia desde hace tiempo de una corriente de aguas servidas que ha venido deteriorando la arteria vial.
“Ese río tiene mucho tiempo y nadie, ni en la alcaldía, ni en Hidrolara, ni en la gobernación se han preocupado nunca por detectar su procedencia y eliminarlo”, dijo el conductor de un colectivo.
Las aguas, a veces con olores insoportables, proceden de un buco cuyos inicios, presuntamente, se encuentran en las edificaciones ubicadas en el extremo este de la Circunvalación.
Al llegar a la avenida se convierten en un riachuelo, desplazándose por más de una cuadra hasta caer en una de las urbanizaciones inmediatas a la avenida, tramo en el que deteriora la capa de rodamiento al punto de que en algunos sitios los vehículos deben detenerse prácticamente por los baches y enormes zanjas que se abren de orilla a orilla, causantes de costosos daños mecánicos.
En varias ocasiones desde la alcaldía de Iribarren le han efectuado operativos de reasfaltado, trabajos que resultan inefectivos porque en pocos días, con la permanencia de las corrientes de agua, reaparecen los orificios.
“Nosotros hemos pedido muchas veces que eliminen ese bote de agua que viene del otro lado de la autopista, al parecer de uno de los hoteles, pero nadie nos hace caso y ya la situación se ha hecho insoportable”, manifestó uno de los vecinos del sector.
Pidió eliminen lo que representa un gigantesco foco de contaminación.
Los daños mayores se pueden observar al final de la avenida, a pocos metros del distribuidor, por donde llegan los vehículos procedentes o hacia la Circunvalacióin Norte.