Como comenzaron, terminaron: una fiesta al mejor estilo carioca, un carnaval. La samba y otros maravillosos ritmos brasileños retumbaron en el estadio Maracaná para despedir los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro e iniciar la cuenta regresiva a Tokio 2020.
De las bellezas naturales y la música brasileña a un baño de tecnología japonés, todo en una misma noche. Los Juegos Olímpicos le dicen adiós a la ‘Cidade Maravilhosa’ de la samba y el carnaval, y le dice hola a la dinámica Tokio, que dejó a más de uno animado para la fiesta que se celebrará en cuatro años al otro lado del mundo.
“Estos juegos fueron maravillosos en una ciudad maravillosa”, dijo el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach, antes de declarara cerrados los XXXI Juegos Olímpicos de la era moderna.
La ceremonia de clausura de Rio de 2016, con un poco menos presupuesto que la inaugural, tuvo mucho color y mucho carnaval, sobre todo al final, pero también rindió homenajes también a las raíces negras y a la pobre región del nordeste.
Bajo una lluvia que no dio tregua, una primera coreografía de personas con disfraces de aves arrancaron formando las siluetas de íconos cariocas como el Pan de Azúcar, el Cristo de Redentor o los Arcos de Lapa y cerraron con los anillos olímpicos.
Y comenzó la música. Una samba de esas clásicas, As Pastorinhas (Las Pastorcitas) de 1938 en la voz del maestro Martinho da Vila, un compositor con más de medio siglo de historia en la escuela de carnaval Unidos da Vila Isabel. Era el comienzo de una fiesta que terminaría más de dos horas después con el apagado del fuego olímpico.
No estuvo el presidente brasileño Temer, pero sí el Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, que tarde para la ceremonia, tomó un atajo: la tubería verde por donde se transporta el personaje de videojuegos Mario Bros.
Y así apareció en el medio del Maracaná, llevándose aplausos. Abe salió con una gorra en la mano como la del emblemático personaje creado por Shigeru Miyamoto y Mitsuharo Sato. Y acto seguido aquel impresionante espectáculo de baile, luz y sonido, que presentó la ciudad que recibe en cuatro años los Juegos Olímpicos.
Así bajó el telón de Rio 2016 e inició la espera hacia Tokio 2020.