Las calles de la ciudad han tomado un semblante diferente en los últimos meses, en los que se ha vuelto común ver cómo ha aumentado la cantidad de animales en situación de calle, especialmente perros.
El este de la ciudad no ha escapado de esto y de hecho ha mostrado algunos focos en que se ven manadas de estos cuadrúpedos, como lo es la avenida Caroní, que ha sido constantemente mencionada con preocupación por habitantes de la zona así como transeúntes y organizaciones protectoras.
No solo es el hecho de la cantidad de animales callejeros, también el estado de los mismos. Rostros tristes y cuerpos huesudos es la imagen común de los llamados “mejores amigos del hombre” que hurgan en la basura buscando algo de comida.
Ciertamente el hecho de que los perros estén en las calles no es algo nuevo, lo cambiante es su semblante que devela que la condición del país también los afecta a ellos, pues antes podían encontrar algo de comida desechada por las personas, pero ahora no dejan nada e incluso llegan a ser competencia. “Era común que los perritos acudieran a los basureros de grandes cadenas de comida rápida, ya conociendo que estos encontraban un manjar pero ahora también hay gente que busca en las mismas para alimentarse”, aseguró Jorge Álvarez, quien dirige la fundación Quiero Adoptar un Mestizo.
Y es precisamente el alza de los precios en la perrarina y gatarina que ha generado que las pequeñas mascotas pasen a vivir en el abandono de la ciudad. Se trata de pequeños seres vivos acostumbrados al amor y comodidades del hogar que pasan, de manera inesperada, a tener una vida complicada en donde deben valerse de sus cualidades (poco desarrolladas en muchos casos) para adquirir algún sustento.
Asustados llegan a ingresar en algunas casas en búsqueda de aquel cariño que los desamparó, pero no faltan los casos en que son recibidos con maltratos, situación que llega a preocupar de sobremanera a quienes se encargan de rescatar o de intentar siquiera darles una mejor calidad de vida a estos pequeños.
Una de las personas que vive esta intranquilidad es Jorge Álvarez, que como se dijo anteriormente, es el encargado de una fundación llamada Quiero Adoptar un Mestizo.
Desde hace unos 15 años inició su labor como colaborador con organizaciones que trabajan en pro de los animales en situación de calle, pero este año legalizó su iniciativa.
Tres perros y tres gatos tiene Álvarez en su hogar, asegura que el espacio es poco, por lo que no puede darle asilo a una cantidad mayor, pero ganas no le faltan. “Uno hace esto por el amor que le tiene a esos animalitos y ojalá pudiera ayudar a todos”.
Al no contar con un área adecuada para mantener a manadas de perros y gatos, el director de la fundación sale de manera interdiaria en búsqueda de estos seres para darles comida.
“Ahorita me vi en la obligación de hacerlo así porque el costo de las croquetas no me permite darles de comer las porciones correspondientes de manera diaria”, aseveró.
Y es que Álvarez llega a gastar hasta 70 mil bolívares mensualmente entre la compra de perrarina y algún alimento humano que permita rendir la anterior mencionada. El costo de las croquetas incrementó de una manera desmedida, según lo indicado por los rescatistas quienes han acudido a diferentes instancias para solicitar que se ponga atención al caso.
Centenares de firmas han sido recogidas por parte de los interesados en que los precios de estos productos se regularicen, siendo una iniciativa tomada en todo el país.
“El 25 de agosto se hará una marcha nacional para acudir a la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos (Sundde) a llevar las rúbricas y hacer lo solicitud de la regulación bajo el lema ‘somos su voz’” indicó.
Ciertamente, las personas que se toman parte o dedican todo su tiempo al cuidado y rescate de estos animalitos resultan ser sus voces antes las injusticias que sufren, lo que los ha llevado a propulsar distintas actividades para mejorar las condiciones de vida de los poco beneficiados.
Recolección de comida y medicamentos ha formado parte de la cotidianidad; anteriormente las jornadas de adopción también eran realizadas para darle una oportunidad no solo a los animales, sino también a una familia de darle amor, pero esto también fue prohibido por los miembros del concejo del municipio Palavecino, según lo informado por Álvarez.
“Solíamos ubicarnos en la plaza La Cruz algunos sábados, pero a ellos les molestaba y nos mandaron a irnos”, señaló.
A pesar de las distintas organizaciones rescatistas que se tienen no solo en dicho municipio sino en otros, estas ya no dan abasto a la necesidad existente en cuanto al cuidado de los caninos y gatunos, por lo que consideran esencial que las distintas representaciones gubernamentales presten su apoyo para evitar que la situación empeore.
Cuestión de todos
El representante de la fundación hizo un llamado a las personas a que se sensibilicen también en cuanto al tema, proponiendo llevar las sobras de comidas a ciertos lugares donde saben que se encuentran los perros y gatos, dejando a un lado la apatía.
Por último consideró necesario que estos además se unan a las peticiones que se hacen a las alcaldías