“Entren por la puerta estrecha”
En la mesa del reino todos somos hermanos, comensales del mismo pan de Dios. La división, por desgracia, es uno de los frutos más triste y amargo de nuestra condición de pecadores.
Uno de los signos del amor salvífico de Dios es la unión de todos sus hijos en un solo pueblo, en una sola familia. Lo que el pecado dividió, el reino de Dios lo quiere volver a unir. Ver la Gloria de Dios, no solo es contemplar su rostro glorioso, sino vernos todos unidos como un rostro multiplicado.
El problema no es cuantos se van a salvar, sino qué caminos hemos de seguir para la salvación. Igualmente la puerta no es angosta porque quepa poca gente, sino porque tiene exigencias para entrar.
Por ejemplo, el camino estrecho puede ser muy bien el de la reconciliación, el del perdón, el de la solidaridad con los pobres de la tierra. “No basta decir, Señor, Señor, para entrar en el Reino de Dios”, sino que hay que cumplir la voluntad del Padre.
Hay que intentar superar barreras divisorias de raza, de sangre, de cultura y crear cada día más espacios abiertos y universales de amor, y de convivencia. Hacer de la tierra una mesa para toda la humanidad.
La corrección de Dios no es amenaza, no es cadena, ni campo de concentración, ni cámara de gas, o inyección letal. La corrección de Dios no es para la muerte, sino para la vida. Por eso, la corrección de Dios ofrece como frutos la paz y la santidad, la esperanza y el amor. El seguimiento de Jesús realiza en nosotros el conocimiento interno de su entrega al Padre por la salvación de todos los pueblos.
Esforcémonos por entrar por ese conocimiento, porque “hay últimos que serán primeros, y primeros que serán los últimos”. El problema pues no está en la puerta, sino en la conversión. Seamos fieles al Señor y nuestra vida será la mejor ofrenda para el altar de Dios.
Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto
Evangelio
Lucas (13,22-30): En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?» Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos»; y él os replicará: «No sé quiénes sois.» Entonces comenzaréis a decir. «Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas.» Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados.» Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, lsaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.» Palabra del Señor. Gloria a Tí, Señor Jesús.
Santo Padre
Seamos signo visible de la misericordia de Dios
El Papa Francisco exhortó a los fieles a ser “signo visible de la misericordia de Dios”, para que descienda “la comunión y la paz entre los hombres y la comunión de los hombres con Dios”.
…“la misericordia como instrumento de comunión”, tomando como base el milagro de la multiplicación de los panes y peces … el “camino a seguir” señalado por Jesús a sus discípulos, es “saciar al pueblo y tenerlo unido; es decir, estar al servicio de la vida y de la comunión”.
…“el Señor va al encuentro de las necesidades de los hombres, pero quiere hacer de cada uno de nosotros concretamente participes de su compasión”.
“Vivir la comunión con Cristo es por lo tanto otra cosa que permanecer pasivos y ajenos a la vida cotidiana, al contrario, siempre nos introduce más en la relación con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, para ofrecerles un signo concreto de la misericordia y de la atención de Cristo”.
“Y nosotros creyentes que recibimos este pan somos impulsados por Jesús a llevar este servicio a los demás, con la misma compasión de Jesús. Este es el camino”.