I
¿Lo más impactante de los Juegos Olímpicos hasta la fecha? Sin duda alguna las medallas del superastro de la natación Michael Phelps y de la gran actuación de su compatriota, la gimnasta Simone Biles, quienes han deleitado al mundo con sus hazañas deportivas. Ella tiene una historia que merece contarse. Fue abandonada por su madre cuando apenas era una infante de pocos meses, pero afortunadamente fue adoptada por una familia que la ama y la apoya en todo lo que emprende, como ella misma lo confiesa. Simone es una atleta en todo el sentido de la palabra y a pesar de ser tan pequeña de estatura se ve gigante en sus escenarios naturales, con una seguridad de movimientos que debe satisfacer hasta la propia Nadia Comaneci, la eterna reina de la gimnasia olímpica. Por otra parte entra en la historia por ser la primera gimnasta negra en ganar una medalla de oro con récord y protagonista del primer empate con una rival. De Phelps no hay mucho que decir que no se haya dicho antes: un súper campeón y coleccionistas de medallas que le cupo el honor de batir un récord en Olimpiadas de un corredor llamado Lucio que vivió hace más de 2.000 años. Phelps ya es una leyenda y su nombre permanecerá hasta el fin de los tiempos. Pero Michael no solamente brilla en las piscinas. En su tiempo libre juega golf, donde, para ser francos, no es tan bueno… ¿ESPN O FOX? No se por cuál de las cadenas de televisión se decantan los lectores para disfrutar del máximo espectáculo del deporte mundial, pero si sabemos que ambas tienen preferencias en la transmisiones que hacen para América Latina. FOX con México y ESPN con Argentina. Todos los comentaristas tienen esas nacionalidades y solo a los atletas de esos países son entrevistados. Me cuentan que ESPN tiene 500 personas trabajando en Río, una cifra mayor que las de su rival.
II
Estamos claros que ganar una medalla en los Juegos es una verdadera hazaña y un trofeo destinado a deportistas de elite. Es por eso que Latinoamérica tiene muy poca oportunidad de llevarse una presea a casa. Solo tienen acceso a los llamados diplomas olímpicos, especie de premio de consolación para quienes hacen el máximo esfuerzo muy de acuerdo a sus posibilidades como ha ocurrido con la representación venezolana que ha pasado con más penas que glorias por Río de Janeiro a pesar de cierta alharaca oficial. Para nuestros países no tiene la importancia que se merece para el crecimiento y desarrollo de hombres y mujeres excepcionales, capaces de competir en iguales condiciones con deportistas de países del primer mundo. Por eso es que, al menos, en Lara, nos sentimos muy orgullosos de la medalla de Omar Catarí, quien hizo un esfuerzo supremo para ganarse una medalla de bronce, que nos supo a oro puro en aquella oportunidad. Y, por supuesto de Yulimar Rojas, la princesa del salto triple –la reina es colombiana- quien nos alegró la noche del domingo con el galardón plateado en una actuación memorable. Por cierto no había ninguna cámara de la televisión venezolana registrando ese momento, en cambio la TV y la radio colombiana movieron a más de 200 personas hasta Río de Janeiro para reseñar la hazañas de su compatriotas.
III
Cuba ha sido la gran decepción en estos juegos. Está invisible a la hora de redactar estas líneas. El país que se jactaba de poseer a los mejores deportistas de América Latina y hasta del mundo, ya no tiene ese talento humano a disposición. No es mentira entonces que el tal socialismo en un sistema que anula voluntades y crea miseria entre quienes lo practican. Los héroes son otros en el 2016, como por ejemplo Usain Bolt, capaz de llenar a tope un estadio para disfrutar de apenas 10 segundos. Otro, sin discusión, es Michael Phelps, el excelso “tiburón” estadounidense, cuyas hazañas serán contadas una y otra vez en las crónicas deportivas por los siglos de los siglos junto a su predecesor Leonidas de Rodas, cuyo récord olímpico de 2.000 años fue superado en el 2016 por Michael. Finalmente tenemos que aplaudir la perseverancia y la convicción exhibida por Juan Martín Del Potro en el tenis olímpico. Fue un ejemplo a seguir de amor al país y respeto a sí mismo. Su medalla de plata tiene un valor inconmensurable a pesar de no haber podido superar a un astro como Andy Murray, dos veces campeón olímpico.