La venezolana Yulimar Rojas, medalla de plata en el salto triple femenino de Rio 2016, en su primera incursión en unos Juegos Olímpicos, recibió su metal casi 24 horas después de su “salto a la gloria” de 14.98 metros, este lunes, en ceremonia de premiación cumplida en el Estadio Olímpico a las 7.25 de la noche.
La morena de 20 años de edad, ataviada con la chaqueta de presentación y los colores de la Bandera Nacional, lució sonriente en compañía de la campeona colombiana Caterine Ibargüen y la anterior campeona olímpica y medallista de bronce en esta cita, la kazaja Olga Rypakova, en un emotivo acto.
Tras colgarse el metal correspondiente al segundo lugar, alzó en repetidas ocasiones su brazo derecho mientras posaba la mirada en la grada para saludar a su equipo de entrenadores -incluido el legendario cubano Iván Pedroso- y el público que le apoyó, también miró al cielo y, una vez cumplido el protocolo, al bajar del podio, se permitió morder la medalla para las cámaras.
A diferencia de lo ocurrido hace cuatro años, cuando el campeón olímpico de espada individual Rubén Limardo solo tuvo que esperar algunos minutos antes de escuchar el “Gloria al Bravo Pueblo” y ver alzada la Bandera en la sala de armas de Londres, a Rojas le correspondió vivir una dulce y ansiosa espera para poder sentir el peso de la medalla sobre su pecho, poder tocarla y ofrecer la inolvidable imagen como un regalo a la afición de su país. En horas de la tarde se le pudo ver a través de las redes sociales en otra foto junto a Limardo.
Así se completó el ciclo tras 64 años de la primera medalla venezolana en una competencia de atletismo, obtenida con un salto de 15.52 metros por Asnoldo Devonish en Helsinki (Finlandia), en 1952. La primer mujer en el atletismo y tercera en la historia del deporte nacional con un metal en Juegos Olímpicos, sonriente y con la irreverencia propia de su juventud, unió así su nombre al de otros 12 medallistas, incluidas las taewkondistas Adriana Carmona (Atenas 2004) y la larense Dalia Contreras (Beijing 2008).
Futuro prometedor
La vigente campeona mundial bajo techo (Estados Unidos 2016), de 1.92 metros de estatura, ya había saboreado la grandeza en otros escenarios pero tenía la gran expectativa de medirse en unos Olímpicos y ocupar un lugar en el podio, en un camino que, una vez que haya trabajado mucho más en aspectos técnicos, se vislumbra como brillante.
Dada su corta edad y notable evolución en cuanto a marcas y registros desde que migró desde otras modalidades del salto (alto y largo) hacia el salto triple, permiten augurar al menos otros dos ciclos olímpicos al tope de sus condiciones, si las lesiones la respetan y abrir así un camino inédito para los deportistas del país, a saber, la posibilidad de ser la primera atleta criolla con más de una medalla olímpica y la primera en hacerlo, además, en distintas ediciones de los Olímpicos.
Apenas concluyó su prueba, la noche del domingo, no dudó en comenzar a mirar al futuro con ambición y sin complejos. “Tengo lo que venía buscando en Rio, una medalla para mi país. Son mis primeros Juegos Olímpicos y tengo apenas 20 años. Espero poder llegar mejor a Tokio en 2020”.