Parte II
La crisis económica, social y alimentaria que ha tomado por asalto este país, ha llevado a muchos a concluir que Dios nos abandonó. Quizás pensaron que si le aceptábamos como nuestro Salvador personal nunca pasaríamos por algo así. Por ello, hay decepción y frustración en el corazón de muchos. Y esto, incluye a profesos cristianos. Pero Dios nunca prometió que si aceptábamos este evangelio y nos bautizábamos en una iglesia cristiana íbamos a tener plena felicidad, paz y tranquilidad por siempre. En ninguna parte Dios prometió eso. Son los líderes espirituales quienes especulan con esa teoría, no sabemos con qué intención. Muy al contrario, dijo bien claro: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo”, Juan 16:33. Un claro ejemplo de ello, es la vida de privaciones, sacrificios y la violenta muerte que sufrieron los apóstoles en su tiempo.
Por ello, el cristiano debe estar muy alerta cuando a su mente se le viene este pensamiento. ¡Dios nos abandonó! Cuando agobiados por la situación que le rodea, tiene la sensación que Dios no contestó las oraciones que hizo para que se diera lo que anhelaba. Debe estar alerta, por cuanto quien lo infunde es el enemigo, cuyo objetivo es alejarlo de su Creador, debilitarlo y tomarlo para sí para que se pierda por la eternidad. Deberíamos meditar siempre en textos como este. «Me invocará, y yo le responderé. Con él estaré en la angustia, lo libraré y lo glorificaré” Sal. 91:15
¿Cómo podemos estar tan ciegos y ser tan injustos para afirmar que Dios nos abandona?.!Por favor! Nos hizo a su imagen y semejanza. “Entonces dijo Dios: «¡Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza!” Gen. 1:26 ¿Cómo es posible que no podamos ver lo que Dios hizo por la raza humana pecadora, destinada a la inminente perdición y a ser esclavos del pecado por la eternidad? “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, Juan 3:16. “Aunque por causa de la desobediencia merecíamos el desagrado y la condenación de Dios, él no nos abandonó para dejarnos que lucháramos contra el poder del enemigo con nuestra propia fortaleza finita. Los ángeles santos luchan por nosotros, y si cooperamos con ellos, podremos ser victoriosos sobre los poderes del mal. Libro Hijos e Hijas de Dios. Elena de White.
Lean este otro. “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, para no compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvide, yo nunca te olvidaré. Te llevo esculpido en la palma de mi mano”Isa.49:15,16. “Las huellas de los clavos en las manos de Cristo serán, por los siglos sin fin de la eternidad, un recordatorio permanente de su amor por los pecadores” Diccionario Bíblico Adventista. «Nadie tiene mayor amor que éste, que uno dé su vida por sus amigos” Juan 15:13. ¿Cómo les parece?
La historia llamada Huellas en la Arena es una ilustración perfecta de la ocupación de Dios por nosotros. Cuando vemos que hay dos pares de huellas que van juntas, sabemos que Dios anda a nuestro lado. Pero cuando las cosas se ponen duras y dolorosas, entonces vemos solo un par de huellas. Allí nos quejamos porque Dios nos abandonó. Pero resulta, que el par de huellas que vemos son las de Dios, por cuanto nos lleva en sus brazos. Hasta el próximo martes Dios mediante.