Jerson José Alvarado Rodríguez era terco, cualidad propia de su juventud, tenía 24 años y pese a que tenía una esposa y un hijo pequeño, también le gustaba salir y compartir con sus amigos.
La noche del sábado, estaba en el porche de su casa en Altos de las Flores junto a sus compañeros. Compraron cervezas y se sentaron a tomar y conversar. Pero repentinamente, a eso de la 1:00 de la madrugada del domingo, cuando todos estaban bastante bebidos, Jerson, a quien le decían cariñosamente “Arepita” les dijo a sus papás que saldrían un rato.
Nelson Alvarado, padre del joven, lo alertó porque era tarde y la zona es peligrosa, la mamá tampoco estuvo de acuerdo y le dijo que se quedara en casa, pero pese a la advertencia, él se fue.
Los muchachos se sentaron en el callejón 5, la zona estaba oscura pero no previeron peligro porque todos en el barrio los conocían, sin embargo, a las 3:00 de la madrugada un grupo armado los atacó.
Según la versión de los vecinos, un carro se estacionó en la entrada del callejón, cuatro hombres se bajaron y corrieron unos cien metros hasta donde estaba el grupo. Al verlos venir, todos corrieron, pero ellos iban por Jerson, a quien le dispararon en múltiples ocasiones hasta cerciorarse de su muerte.
Los habitantes de la zona dijeron que se escucharon al menos siete detonaciones, seguidamente el ruido del carro en donde huyeron los delincuentes a toda velocidad.
Cuando los amigos de Jerson regresaron, lo encontraron sin vida. No les quedó más que notificarle a la familia.
El papá de la víctima admitió que su hijo había estado involucrado en problemas con la justicia, dijo que era consumidor de drogas y por ese motivo se presentaba en los tribunales larenses cada cierto tiempo. Dijo que cuando los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana “entraban al barrio, siempre se lo llevaban, pero al rato lo dejaban libre nuevamente”.
Según el progenitor, ese era el único pecado de su hijo, pues aseguró que no era delincuente, al contrario trabajaba diariamente desde la madrugada vendiendo café, últimamente sus puntos de venta eran los supermercados.
En Altos de Las Flores era apreciado, pese a que todos conocían su prontuario policial, aseguraron que era un buen vecino y no era problemático.
Abandonados por el Gobierno
Los vecinos aprovecharon la presencia de los reporteros para denunciar que la zona está abandonada por los cuerpos de seguridad, dijeron que la G debería intensificar el patrullaje en el lugar. Pero además aclararon que no son responsables de los saqueos a camiones que transportan comida que ocurren en el Distribuidor Veragacha.
Desde hace dos meses, abundan las denuncias de los transportistas que son amenazados y despojados de su mercancía, supuestamente un grupo delictivo de Altos de Las Flores serían los responsables de este hecho, autoridades aseguran que les colocan “miguelitos” para obligarlos a detenerse y luego perpetrar el robo.
Según los vecinos de esa comunidad, no están implicados en esos hechos, sino que los responsables son de Piedra Verde, Veragacha y Yacural, por lo que piden que realicen las averiguaciones correspondientes.
