Carlos Bolívar Díaz, experimentado director de sonido, atendió amablemente nuestra entrevista para contarnos, vía telefónica, que el documental Vivir de imaginar, en exhibición desde este viernes en las principales salas del país, descubre la vida y obra de dos grandes venezolanos: Alejandro Colina y Alfredo Cortina, creadores que poca gente conoce y valora, pese a sus aportes a nuestra cultura.
“Vivir de imaginar es una producción compuesta por dos documentales. Son dos historias, una de Alejandro Colina y la otra de Alfredo Cortina”.
Colina, el autor de la famosa escultura de María Lionza que se encuentra en Caracas, hizo obras para todo el país, contó Díaz. Está la del Negro Primero en San Fernando de Apure, la del Indio Yaracuy en San Felipe, el Indio Manaure en Coro, entre muchas otras.
“Colina fue un personaje maravilloso, que a través de sus vivencias y conocimientos que adquirió, supo reivindicar a nuestra raza indígena. Él se dedicó a honrar a nuestra ascendencia, una vida muy interesante la de este artista tan poco conocido pese a todas esas obras que vemos en el camino. Prácticamente, nadie lo conoce, ni a él, ni a sus obras”.
El director añadió que las obras de Colina guardan una empatía muy grande con este pueblo. La gente los tiene como símbolos de la ciudad, les colocan flores.
“Hay una empatía del pueblo venezolano hacia las obras de Colina. Más que con otro escultor. Por eso, Vivir de imaginar narra su historia. Es sin duda un artista, un hombre que debemos conocer”.
Mencionó Díaz que el escultor recorrió todo el país en los años 20, navegó por el Orinoco, fue hasta el río Catatumbo.
Por otro lado, en la producción encontramos el mediometraje de Alfredo Cortina, otro gran venezolano, pionero de la radio y la televisión venezolana.
“Se trata de nuestro principal escritor de seriados para la radio en Venezuela cuando comenzó la radio comercial. En esa época no había orquestas ni tradición teatral. Cortina era ventrílocuo. A los 12-15 años actuaba profesionalmente en los intermedios de algunas obras que presentaban”.
Cortina se creció en las tablas. De ahí saltó a la radio. Para ese entonces se trataba de un teatro casero. Su fama hizo que lo nombraran productor de varios programas.
Tanto Colina como Cortina estudiaron en la Escuela de Artes y Oficios de Caracas. Los dos son contemporáneos.
-¿Qué lo llevó a hacer este documental como fue la producción?
-Bueno, ocurre que Colina era vecino de nuestra familia. Una de sus hijas, Aura, era muy amiga de mi mamá. Mi madre hizo una investigación sobre Colina, profundizó y recabó material durante diez años. Publicó un libro que se llama Colina. En base a esa investigación, durante una fiesta, decidimos hacer el documental de este gran personaje.
Díaz explicó que para las filmaciones de las esculturas recorrieron durante tres semanas buena parte del país. Utilizaron una grúa para grabar y no perder ningún detalle de las figuras.
“Por su calidad e impecable elaboración, son obras que aún se conservan muy bien. Hicimos un periplo grandísimo para hacer un levantamiento de todas las obras. También, recreamos algunas partes de su vida como cuando cayó preso durante el Gomecismo”.
El cineasta prometió que la gente disfrutará mucho con este audiovisual. “Es una producción entretenida, para nada pesada, pese a ser un documental. Es muy fresco”.
Sobre la historia de Cortina reveló que recrearon los primeros estudios de radio.
“Mostramos cómo se hacían las comedias, cómo se hacían los efectos, cómo reaccionaba el público. El amor entre la radio y el público venezolano. La gente disfrutará mucho esta parte, seguro estoy que se desternillaran de la risa”.