Voceros del alto gobierno y del PSUV, encabezados por Diosdado Cabello, afirman que la escasez y desabastecimiento que impacta con fuerza a los sectores populares, obedece a una Guerra Económica y que por lo tanto no es el resultado de las políticas oficiales que han golpeado duramente por varios años al aparato productivo nacional.
Para nada quiere el oficialismo que se haga memoria sobre las confiscaciones de unidades productivas, sobre el hostigamiento que han sufrido los productores del agro por instancias administrativas, judiciales y militares.
Lo cierto es que hay desabastecimiento de leche, carne, azúcar, margarina, harina de maíz, pollo y un largo etcétera porque antes de estimular la producción en estos rubros se han aplicado políticas de controles que regulan precios pero dejan la estructura de costos bajo la presión de los índices inflacionarios, a consecuencia de ello han puesto a estos actores económicos a trabajar montados sobre la línea roja de la quiebra.
No se trata de salir en defensa de los empresarios porque ellos tienen sus gremios y asesores que constantemente presentan cifras y argumentos contundentes, se trata simplemente que los consumidores no suframos el desgaste cotidiano de estar haciendo largas colas para comprar bienes esenciales que anteriormente teníamos en cantidad y diversidad suficiente.
Vista la admiración, respeto y seguimiento que tiene el gobierno venezolano hacia Cuba, recordemos algunas frases pronunciadas por Raúl Castro:
«No Basta gritar Patria Socialismo o Muerte… No Basta gritar Muerte al Imperialismo. Tenemos que volver a la tierra y producir». Con estas expresiones nítidas y sin ningún tipo de ambigüedades Raúl Castro reconoció que Cuba vive una crisis económica y que para superarla se hace necesario enfocar los esfuerzos hacia la meta de la productividad y el desarrollo económico.
Pero no es nada fácil el reto que planteó y asumió Raúl Castro debido al inmenso rezago tecnológico que tienen los cubanos en materia agropecuaria y a la falta de capacitación de las personas deseosas de trabajar en el campo. Pero no obstante estas dificultades solamente el enunciar el problema y plantear el camino de solución es un gran avance porque desmitifica las causas de nuestro desarrollo desigual frente a los países del hemisferio norte y pone sobre el tapete deficiencias propias como causantes de nuestro atraso…
Y mientras el Presidente cubano intenta tomar el camino de Deng Xiao Ping con el ánimo de emular los cambios en los esquemas económicos que le han permitido un desarrollo prodigioso a China, en Venezuela nuestro gobierno se empeña en desconocer las causas reales de los actuales padecimientos económicos, pretendiendo enmascarar con retórica la derrota histórica que le está propinando la realidad al merengue de delirios ideológicos que nada tienen que ver con el socialismo moderno e inteligente que se ha aplicado con éxito en otros países.
Es verdad que existe obligación perentoria de luchar contra el drama de la pobreza y ello incluso lo asumió como un compromiso propio la misma Fedecámaras. El asunto es que los programas sociales hay que financiarlos y no existe otra fórmula para hacerlo que creando riqueza. Así de simple.