En el fenómeno de las colas que los ciudadanos viven a diario para poder adquirir los productos regulados en los diferentes expendios de la ciudad, númerosos factores atentan contra la seguridad emocional, física e integral de las personas que durante horas esperan su turno para obtener si acaso algunos artículos e incluso en muchas ocasiones pierden su fila sin obtener absolutamente nada.
Una de esas situaciones se vivió este viernes en un supermercado ubicado en la avenida Morán, a una cuadra del Círculo Militar. Desde el jueves en la noche los dueños del abasto Comercial Nuevo Oriente tuvieron que cerrar el expendio y ser custodiados por los efectivos de seguridad cuando aún tenían a su disposición mercancía, pues ante el temor de un saqueo pidieron el auxilio de las autoridades.
Yanisa Pérez explicó que a las 11 de la noche del jueves un grupo de compradores que habitualmente visita el abasto se ubicó para realizar una lista, porque sabían que aún había una gran cantidad de productos por vender. Anotaron sus nombres y cada uno se dirigió a su casa, retomarían el lugar a las 5 de la mañana para esperar que el local abriera sus puertas, cada con su número correspondiente.
No obstante, más de 300 personas que se encontraban en dicha lista, después de pasar horas en la cola no consiguieron realizar la compra.
La razón fue que esa misma madrugada llego un grupo de 140 personas que supuestamente tenían su propia lista. A las ocho de la mañana los efectivos de la Guardia Nacional se dirigieron al sitio con los nombres de las personas de la segunda lista, quienes iban a ser atendidas, y llamaron a cada una por su nombre para verificar que se encontraba allí.
“Cuando los guardias llegaron con esa lista, nos dijeron que no-sotros no estábamos anotados y no podíamos comprar, dejándonos a todos por fuera, cuando habíamos hecho lo que siempre se maneja en la zona. Es primera vez que se presenta esto, el caos y la violación a nuestro derecho fue dirigido por el mismo cuerpo de seguridad. Cuando les mostramos nuestra lista a los funcionarios estos los que hicieron fue romperla”, expresó Pérez.
Incluso muchas personas de la tercera edad se quedaron en las filas esperando ser atendidas. Tan sólo pasaron 70 adultos mayores, quedando más de 100 a la espera bajo pleno sol. Tres señoras de la tercera edad se desmayaron, algunas fueron atendidas por personal de enfermería de la comunidad y otra trasladada hacia el CDI de la zona.
Mujeres embarazadas, otras con bebés en los brazos, adultos mayores y personas discapacitadas esperaron durante horas con la intención de comprar algo. En el abasto se expendía harina de maíz, harina de cachapa, jabón en polvo, mantequilla y pastas.
Los usuarios de las filas también contaron que en reiteradas ocasiones los comerciantes vendieron hasta cuatro artículos regulados por persona, para deshacerse de esa mercancía; dejando a gran cantidad de personas sin poder comprar sus alimentos.
El abasto abre sus puertas a las 9 de la mañana, cierra a la 1 de la tarde y vuelve abrir de 4:00 pm a 8:00pm, lapso durante el cual los compradores permanecen en la cola.
Con las ventas de este supermercado se benefician vecinos de de la Fundación Mendoza, El Suspire, Bararida e incluso residentes de comunidades foráneas.
“No tenemos comida en la casa y estamos acá desde la 5 de la mañana y ni la esperanza la hemos podido comprar. Esta zona es de los guardias, ellos hacen lo que les dé la gana con las colas, los productos y el pueblo; y si le caíste mal a un guardia te puedes ir sin comprar nada”, comentó María López.
Otra de las madres, quien se encontraba haciendo la fila con su bebé de meses en brazos, asegura que una de las integrantes del consejo comunal maneja las colas a su antojo, “coleando” a sus amistades y familiares.
Segura Florencia lloraba porque en la tarde de ayer su hijo fue puesto preso, porque lo acusaron de vender las colas. “Si en verdad están cumpliendo la ley como hicieron con mi hijo que es inocente, por qué dejan que estos guardias y personas encargadas metan a su antojo, de seguro también tienen un comercio y venden sus puestos”.
María López comentó que esta situación tiene que colapsar a nivel nacional. “La molestia ya no es sólo el tener que hacer la cola, nos tenemos que enfrentar a los bachaqueros, vende colas, guardias nacionales; los agresivos que pelean, agreden y hasta matan por un puesto en una cola. No sabemos a dónde pararemos, pero no será bueno”.
A pocas horas de que el negocio bajara su santamaría, según Pérez, los comerciantes lo humillaron vendiendo las cantidades que estos quisieron a quienes cargaban más cantidad de efectivo. Y por otro lado, podían ver cómo los guardias nacionales se llevaban bultos de mercancía en sus patrullas.
Por otro lado, el grupo de personas anotadas en la lista aceptada por los efectivos militares, aseguraron que esa lista fue efectuada en tempranas horas de la noche y que el funcionario les dijo que respetaría la lista si despejaban la zona. Carolina Coronel informó que los bachaqueros eran quienes se quejaban en la fila puesto que habían quedado por fuera al cumplirse lo legal dentro de las colas. “Ellos nos acusan cuando la verdad es que hicimos todo de forma legal, si tuviésemos dinero para pagar a militares un puesto en la fila, simplemente no compraríamo productos regulados”.