Hoy nadie duda que no haber participado en las elecciones parlamentarias en 2005 fue un error garrafal de la oposición, pero quien recuerde ese momento con honestidad y precisión tendrá que reconocer que el anuncio del retiro de las candidaturas realizado en primer lugar por Ramos Allup y luego por casi todos los líderes de los partidos anti gobierno, fue aplaudido por la gran mayoría y acogido positivamente en la opinión pública del momento. En ese entonces se prefirió apostar todo o nada creyendo en el falso poder deslegitimador de la abstención ysubestimando la acumulación de fuerza que significaba romperle al menos la mayoría calificada a la bancada oficialista con la que luego designó los poderes que todavía hoy impiden el cambio democrático.
Traigo a colación este incomodo episodio porque temo que estemos a punto de repetir el error ahora de cara a las elecciones regionales, esas de las que casi nadie habla a pesar de que constitucionalmente deben realizarse este año. Lo volvimos a apostar todo, esta vez a un revocatorio que aunque no era excluyente con las elecciones a gobernadores, sirvió para que gran parte de la dirigencia se acomplejara al punto de convalidar con su silencio la inexplicable omisión de parte del CNE en cuanto a la convocatoria de estas importantes elecciones. Algunos se han atrevido incluso a criminalizarlas acusando a cualquiera que las pida de colaboracionista con el régimen y sospechoso del delito de “cálculos personales”. Tamaña miopía.
Lo cierto es que según todos los sondeos la MUD tiene los votos para recuperar casi veinte gobernaciones hoy en manos del oficialismo. Estamos hablando del noventa por ciento del territorio nacional y de la base política del Gobierno. Se trata de derrotar nada menos que a personajes como Arias Cárdenas, Vielma Mora, El Aissami, Ameliach, Rangel Gómez, Rodríguez Chacín, entre otros. Por algo el CNE no las convoca, y es que el PSUV no sobreviviría como partido ante el tsunami que significaría perder tanto poder junto dejando en el aire a todos sus caciques. ¿Vamos a dejar que se mantengan en el poder ilegítima e inconstitucionalmente los virreyes rojos? ¿A quién le conviene y quien no las regionales en este momento? ¿No vamos a exigirlas como MUD? ¿Vamos a subestimar las gobernaciones como subestimamos el parlamento hace diez años? ¿No aprendimos?
Quitarle hoy las gobernaciones al oficialismo sin duda representa una garantía de gobernabilidad para el próximo gobierno democrático que más temprano que tarde tendrá que conformarse. Así como la Asamblea ha sido boicoteada por el TSJ, la presidencia puede también verse comprometida con la fuerza acumulada de todas las gobernaciones. Nadie en su sano juicio político podrá alegar la conveniencia de dejar pasar la oportunidad de ganar dos decenas de gobernaciones. Amén de que se trata de un mandato constitucional que debe ser acatado por el CNE o al menos exigido contundentemente por nosotros.
Claro que para decir esto hay que asumir el costo de nadar contra la corriente, como ya lo hicimos en 2005 cuando fuimos el único partido (La Causa R) que no se retiró de las elecciones parlamentaria. Pero esa misma corriente que hoy va a juzgar esta advertencia como un pecado mortal, mañana estoy seguro nos condenará por habernos quedado sin el chivo y sin el mecate.
Pidamos todo lo que nos toca. No avalemos violaciones a la constitución. Toda elección es importante y necesaria, mucho más ahora que somos mayoría. Cuidado y le abrimos la puerta otra vez al abstencionismo inútil. Lo decimos a tiempo.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
José Ignacio Guédez
Twitter: @chatoguedez