Un señor de unos 50 años, sentado sobre unos cartones en la acera de la avenida Pedro León Torres, esperando su turno para entrar en la farmacia. Tenía un bebé en brazos, arropado con una cobija, el infante lloraba intensamente, el señor dijo que era por hambre.
En la farmacia estaban vendiendo fórmula láctea para recién nacido, dos por persona, al fin era su turno para comprar, pero entró al local y minutos después salió sin la leche. No le vendieron, él no era el papá del bebé, sino su abuelo. Su hija murió en el parto unos 20 días antes y ahora él estaba a cargo del bebé.
El señor vive en Chabasquén, estado Portuguesa, donde ahora no hay libro de registro civil de nacimientos, por lo tanto el niño aún no tenía la partida de nacimiento, requisito indispensable que pedían en esa farmacia para venderle la leche.
Una galleta de soda diluida en un tetero de agua fue “la solución” para calmar el llanto del bebé. El niño se aquietó, pero no la angustia de ese abuelo por no poder darle un tetero a su nieto.
Desaparecen las opciones
A cada madre, padre y abuelo, le duele su niño. Y las razones para tener que optar por alimentar al bebé con fórmula láctea son variadas, “aquellos que nos apuntan con el dedo porque no amamantamos a nuestros hijos no saben lo que es tener un bebé alérgico o presentar un impedimento médico” manifiesta Grethna Elhalabi, madre de una niña de 3 años, medicada por problemas hormonales y sin la opción de darle pecho a su hija.
Grethna lidera el Movimiento Madres y Padres por los niños en Venezuela, que nació hace dos años en Barquisimeto, con la esperanza de lograr vencer la carrera de obstáculos que significa comprar una fórmula.
Alrededor de 27 tipos de leches se importaban y comercializaban en el país, NAN, S26 y Enfamil, las más buscadas. En las estanterías sobraban las hipoalergénicas (HA), sin lactosa, soya y la fórmulas extensamente hidrolizadas, que sólo las mamás con hijos alérgicos compraban.
Pero desde hace un año para acá, ninguna vitrina de farmacia exhibe las fórmulas. Cada día hay menos cantidad en el mercado y desaparecen en cuestión de minutos.
Odisea para comprarla
Una fórmula para recién nacidos dura, en promedio, cinco días. Sin tiempo para recuperarse totalmente del parto o cesárea, la madre ya debe pasearse por todas las farmacias para asegurar los próximos teteros.
En los locales son extremadamente estrictos y muy permisivos.
Terminal de cédula, partida de nacimiento original y venta exclusiva a mamá o papá solicitan los más rigurosos. En caso contrario, venden la fórmula libremente a cualquiera que pregunte por ella, lo que a juicio de las mamás significa surtir al bachaquero.
Por una leche de 400 gramos, marcada entre Bs. 1.000 y Bs. 1.300 bolívares, estos personajes solicitan Bs. 3.000 y por la de 900 gramos, marcada entre Bs. 1.500 y Bs.2.000 piden Bs. 7.000.
En otros casos, cambian el producto indispensable para el bebé, por una canti- dad de productos de la cesta básica.
“Es un dolor muy grande el que estamos sintiendo las madres en Venezuela, aunque tengamos el dinero no podemos conseguirla, y mientras tanto nuestros hijos lloran y lloran,
¿cómo le explicamos que no hay leche para hacerles el tete ro?” expresa Lisset Hernández, una joven madre residenciada en El Coreano, que este martes madrugó para hacer cola en
un local del oeste y no vendieron, tuvo que subirse a un ruta hasta la avenida Lara, en el este, y sumarse a otra cola.
Carla Katherina Durán, residenciada en el caserío Villa Rosa de Buena Vista, manifiesta entristecida que “Ojalá toda madre tenga la suerte de darle pecho a su hijo, pero esto es como una lotería”.
Esperan solución del Gobierno
En el Tribunal Supremo de Justicia hay un recurso de amparo donde un numero- so grupo de madres y padres venezolanos solicita que sean eliminadas las restriccio- nes para la compra de fórmulas por terminal de número de cédula y en cambio exista un filtro más accesible, para que ningún niño se quede sin su tetero.
También le fue solicitado al diputado Williams Gil, presidente de la Comisión Permanente de la Familia, un derecho de palabra en la Asamblea Nacional. Este derecho de palabra está pendiente desde hace cinco meses.
En el hemiciclo, los afectados esperan plantear un proyecto de ley en base a la alimentación de los niños, que se investigue la corrupción que hay detrás de la venta del alimento de los bebés, y que se genere un instructivo, para que cada establecimiento sepa cómo despachar la mercancía.
Mientras tanto, la vida de millones de niños venezolanos está en riesgo y cada mamá reza para que no sea el suyo una víctima más.
Problemas gástricos
A las mamás se les corta la voz y se les innunda el rostro de lágrimas cuando hablan de las cosas que han tenido que darle a sus hijos recién nacidos, ante la falta de fórmula láctea. Agua de pasta, maicena, avena, crema de arroz sola, o leche de coco y almendras caseras para quienes tienen más recursos económicos, sin embargo, esto no garantiza que el niño esté bien alimentado. Esta deficiencia en la alimentación tiene un impacto directo sobre el estado de salud del niño, que lo hace más vulnerable a padecer otras enfermedades e infecciones, especialmente gástricas.
Tendrá un déficit de calorías y nutrientes, pérdida de peso y de masa muscular, aparecerán lesiones en la piel, el pelo y las uñas podrían debilitarse, la función de algunos órganos como el riñón o el hígado puede afectarse.
Según los especialistas en pediatría, los primeros cuatro años de vida serán de vital importancia y los daños que se ocasionen en esta etapa serán irreversibles.
La Organización Mundial de la Salud impulsa un plan exclusivo sobre la salud del recién nacido, recomienda principalmente la lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida, asegura que con ello podrían salvarse en el mundo, más de un millón de vidas infantiles al año si todas las madres alimentaran exclusivamente con leche materna a sus hijos.
Pero también reconoce la necesidad del uso de las fórmulas infantiles en ciertas circunstancias por lo que en 1981 publicó el Código Internacional que reglamenta su comercialización. Este Código fue desarrollado principalmente con los problemas de países en vías de desarrollo en mente. Por lo que estas fórmulas tienen un proceso de preparación y comercialización muy estricto, que no es posible imitar con soluciones caseras.