Con la sóla presencia de las autoridades de la alcaldía y el concejo municipal, este miércoles se celebró en Quíbor el 227 aniversario del natalicio del héroe epónimo, general de división José Florencio Jiménez.
En ninguno de los actos llevados a cabo estuvieron presentes representantes de organismos nacionales, así como tampoco concejales oficialistas, lo que, para algunos de los presentes, representó una ofensa al Hijo esclarecido de Quíbor, Patricio de la libertad en Ayacucho y Héroe del deber en Pantano de Vargas, como fue llamado.
El programa se inició con una misa en la iglesia principal, seguida con el acto en la plaza José Jacinto Jiménez, encabezado por el alcalde José Gregorio Martín.
Allí se cumplió con las tradicionales ofrendas florales, así como también las sociales por parte de alcaldía, concejo municipal, prefectura y los partidos políticos de la Mesa de la Unidad Democrática.
Posteriormente, en la Casa de la Cultura, el Concejo Municipal celebró una sesión especial con el abogado, profesor universitario y productor agrícola Miguel Duim.
Allí se confirió la orden General de División José Florencio Jiménez, por parte de la alcaldía y el ayuntamiento, a Judith Agüero, Eduardo Álvarez, José Vicente Martínez “Conoto”, Euclides “Paticas” Valenzuela, Gary Núñez y al “Gallito” Honorio, personaje popular de la ciudad.
En su discurso de orden, Miguel Duim se paseó por la vida del héroe libertario, desde su niñez campesino, su juventud, cuando se enroló en las tropas patriotas en la lucha por la independencia.
“No tuvo una educación primaria escolar, pero alcanzó muchos logros en su vida porque tuvo educación de valores”, dijo.
Recordó que estuvo en la campaña de Coro en 1810, en las batallas de El Jabito y Cerritos Blancos, en 1813, al lado de Jacinto Lara y Juan Guillermo Iribarren.
Reseñó que Jiménez, con Bolívar, Sucre, Bartolomé Salom, Daniel Francisco O’ Leary, Rafael Urdaneta y otros, participó en batallas en la Campaña Admirable, en Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela, destacándose comor un luchador incansable y leal.
Durante sus últimos años estuvo retirado en Curazao y Margarita, retornando a Barquisimeto como gobernador de la provincia entre 1.848 y 1850, aunque, aquejado por enfermedades, dejó de existir al lado de sus familiares en 1851.