Ese lenguaje que está siendo utilizado por el oficialismo contra la realización del referéndum revocatorio es “manipulación burda”.
Así lo califica el Dr. Marco Tulio Mendoza, especialista en siquiatría y profesor jubilado de la Escuela de Medicina de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, al ser consultado por EL IMPULSO en relación a la forma de expresarse la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, al hacer hincapié en 1.326 firmas “chimbas” y no en las 1.267.759 firmas que pasaron el proceso de revisión.
Tras referirse a la gran evolución que ha tenido el lóbulo frontal donde está inserto el lenguaje formuló la pregunta: ¿Qué pasa cuando el lenguaje se utiliza para manipular, distraer, agredir, desmotivar, insistir en disminuir las fuerzas de una presión colectiva? Los actores políticos, en este momento, cuando deberían dar tranquilidad a la población, de explicar las reglas clara de convivencia, de desarrollar un sistema de apoyo al cumplimiento de lo que es una Carta Magna, como es nuestra Constitución, hacen lo contrario: utilizan el lenguaje para hacer lo que se llama manipulación burda.
La manipulación burda es un lenguaje que tiene dos intenciones: una, desinformar por arriba; y la otra, desmotivar por debajo.
Cuando alguien para decir que se recolectaron suficientes firmas para activar un proceso como el revocatorio y utiliza el mayor tiempo en un parafraseo e insinuaciones, creando expectativas sobre supuestos delitos, está usando un manejo distractor para la población.