Los familiares de los pacientes que se encuentran internados en la sala de emergencia, hospitalización y sala de parto del Hospital Central Antonio María Pineda, viven toda una osadía al momento de acompañar al convaleciente.
Rosa Reyes comentó que trasladaron a su familiar al centro de salud, el mismo fue ubicado en la sala de emergencia por su condición (trombosis), no obstante, tiene más de cinco días en espera por una habitación en la hospitalización.
Mostró su descontento al tener que adquirir los insumos médicos y fármacos para que fuese tratado, en su caso, compró soluciones fisiológicas, inyectadoras y yelcos. Fue una búsqueda por toda la ciudad para conseguirlos.
Los acompañantes solamente no se hacen cargo de costear las medicinas, deben ingresar a buscar la muestra de sangre del paciente y llevarla hacia un laboratorio privado para evaluarla. Dentro del hospital tienen un cartel que indica que no cuentan con reactivos de hematología, TGO, TGP, TP, TP, LPH y otros esenciales para diagnosticar a los convalecientes con diversas patologías.
El mayor temor de aquellos acompañantes no es solamente pasar la noche sentados o acostados en las aceras cerca de la emergencia para estar pendiente de la condición de su familiar, es el tener que caminar en horas de la madrugada por la Av. Vargas para llevar la muestra de sangre o buscar algún medicamento de emergencia.
“Esto supuestamente es un servicio público, pero estos pacientes si no tienen un familiar que compre los insumos o medicamentos por ellos, simplemente mueren. Es un servicio público no apto para personas con bajos recursos o sin ayuda económica”, expresó Yoalbert Rojas.
Por otro lado, informaron que dentro de la emergencia no existe un número adecuado de personal para la gran demanda de pacientes, en una ocasión lograron entrar para ver a su familiar de 87 años de edad y los encontraron “bañado en su vómito” totalmente desatendido.
En el caso de los pacientes de sala de parto, Mari Riera, madre de una embarazada que se dirigió a dar a luz, dijo que a pesar de que su hija iba a tener un parto natural, le exigían la compra de un kit quirurgico para cesárea. Considera que son los pacientes quienes dotan de recursos al Hospital Central.
“Si ellos que son un organismo público de salud y no pudieron adquirir los insumos en las farmacias, menos nosotros. Los únicos que los venden son los bachaqueros y a precios exorbitantes”.
Lisbeth Rodríguez se encuentra acompañando a un familiar desde hace 20 días, afirma que el centro de salud se encuentra totalmente contaminado y son ellos quienes deben aportar los guantes, tapabocas y el cloro para limpiar la institución, e inclusive han tenido que asear ellos mismos un área de la Unidad de Cuidados Intensivos. “Eso es mentira del director que dice que el hospital está bien. Acá estamos exponiendo nuestras vidas por los familiares. Necesitan militarizar este centro para que funcione como el Pastor Oropeza, yo necesitaba de un catéter y allí me lo donaron, además está dotado de todo”. Jaime Guarenas se encontraba acompañándola, explicó que al gasto se le suma el uso de las ambulancias (alegan que todas son privadas) para trasladar al paciente hasta el laboratorio. En la estadía de su familiar (por cinco días) ha gastado más de 100.000 bolívares, en el “supuesto servicio público”.
https://www.youtube.com/watch?v=p-8gjGu8iAc&feature=youtu.be