“Cada vez que se acercan unas elecciones vienen los políticos de siempre y nos dicen que todo está listo, que nos van a dar los títulos de propiedad de los terrenos, pero todo se vuelve una mamadera de gallos y no nos resuelven nada, seguimos igual, esperando”.
La explicación la dio una de las habitantes del Cono de Seguridad, una extensa zona al sur del aeropuerto de Barquisimeto, cuya suerte se enturbia frecuentemente con amenazas de ser desalojados bajo argumento de estar en zona de peligro por el movimiento aéreo.
Con la discusión que ha surgido en relación al PDUL, la incertidumbre reapareció en muchos de esos habitantes por traer consigo una amenaza de reubicación en otra zona de Barquisimeto.
Pero, para las más de 3.500 familias, esto último no está planteado, como lo enfatizan mujeres y hombres consultados por EL IMPULSO.
Explica que cuando invadieron el terreno estaba solo y lleno de maleza, con una primera etapa de lo que sería el edificio de la aduana aeroportuaria y un proyecto del club de la Policía de Lara.
Ahora, como afirma Neida León, una de las madres de familia fundadoras, siguen resistiéndose a los intentos de desalojo, primero por parte de las autoridades del terminal aéreo y luego por otros grupos interesados en “ponerle la mano al terreno para sus proyectos”.
Carolina Carrasco, la vocera principal de toda la comunidad, se abstiene de aportar información, aunque nos mostró un ejercicio académico con las líneas de un ambicioso proyecto urbanístico elaborado en el 2015, por estudiantes del núclero de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela en Barquisimeto, en el que aparece la firma de la arquitecto Zulay Briceño, posteriormente funcionaria de la alcaldía de Iribarren, que podría ser realizado una vez desaparecieran las miles de viviendas humildes allí existentes.
El proyecto contempla la construcción de un gran centro comercial y un parque con una longitud de 1.6 kilómetros, basado en el High Line Park de Nueva York, además de otras atracciones.
¿Entonces?, para la gente que iría a estar ahí, en ese parque y en ese centro comercial no habría peligro, pero para nosotros sí”, se preguntó Neida, quien encabeza el consejo comunal La Bendición de Dios, en el que están agrupadas 290 familias, uno de los 9 existentes en la zona. Lo único que piden es que se concrete la entrega de los títulos de los terrenos para poder disfrutar de casas dignas y de todos los servicios.
