Hasta la fecha, de tres mujeres que han obtenido el Premio Nacional de Fotografía, una sola es venezolana: Fina Gómez Revenga.
Josefina Gómez Revenga nació en Maracay en 1920. Hija de José Vicente Gómez Bello y de Josefina Revenga Sosa, considerada una de las más bellas mujeres de Caracas. Muerto su padre en 1930 en Suiza, su madre, con la anuencia de su suegro, el Benemérito, contrae segundas nupcias con el abogado y empresario Pedro Tinoco Smith.
Una vida de holganza y conflicto es narrada por ella a María Teresa Boulton en una entrevista publicada por la revista Encuadre (No 42). La conversación -en la que recordó su condición de autodidacta- se realizó en París en febrero de 1993. ‘Yo empecé con la fotografía como a los 16 años. Estudiaba dibujo en París y me había ganado un premio que consistía en asistir a unas clases en el taller de un pintor. Mi padrastro me lo prohibió, entonces necesitaba expresarme y así empecé con la fotografía. Soy autodidacta. Me compré una cámara y me fui para Nueva York. Primero llevaba una pequeña cámara, pero por mi miopía inmediatamente tuve que cambiarla por una Rolleiflex, que permitía enfocar por arriba. Yo misma revelaba, con un librito y preguntando. En la tienda había un señor y yo me la pasaba allí, preguntándole, y a base de experiencia y de insistir e insistir yo aprendí a revelar’.
En 1941 se residencia en Caracas donde monta un laboratorio fotográfico y se activa como fotógrafa. En 1942 obtuvo el Primer Premio en el Salón de Fotografía del Ateneo de Caracas. En 1945 viaja a Brasil y Argentina y realiza su primera exposición en el Ateneo de Caracas, luego regresa a París donde se dedica a revelar y copiar sus fotografías. En 1951 exhibe en la Casa de América Latina en París, en la primera de cinco exposiciones que realizó en vida en Francia. Su sensibilidad por interpretar ambientes y sujetos resplandece en sus extraordinarios registros; su cercanía con el modelo o el objeto, hace de su creación fotográfica una expresión avasallante por la poética que conlleva. Su primera producción editorial data de 1954 “Fotografías” trata sobre niños trabajadores de Francia y Venezuela, damas de la aristocracia caraqueña, troncos y raíces. Este primer libro está acompañado con poemas de Lise Deharme, poetisa surrealista gala.
Sus libros conjugan la fotografía con el fulgor de la palabra, potenciada por la estética de la grafía. Su segundo libro es “Raíces” (París 1956) y lo sigue “Piedras” (París 1958) con un texto de Pierre Seghers, presentado en el marco de una exposición. En 1964 edita “0 grados, norte franco” con textos de la poetisa venezolana Ida Gramcko, donde trabaja con los restos de un barco encallado y que daría lugar a exposiciones recientes que buscan relecturas de su obra. En 1965 publica “Diálogo” con texto de Seghers.
En el Museo de Bellas Artes en Caracas expuso en tres ocasiones, la última “El barco, 76 fotografías de Fina Gómez” se presentó en 1969.
Sus fotografías están formateadas bajo el modo de estética modernista, que hace de los sujetos y objetos representaciones simbólicas, sugiriendo formas acabadas o “bellas”, cuyo fin es la contemplación o la evocación melancólica. Su trabajo está exento de instantaneidad y muestra un imaginario personal alejado de cualquier connotación social o política.
Fue una apasionada coleccionista de cerámicas. A finales del siglo XX creó la Fundación Fina Gómez con el objeto de promover el arte y la creación.
En 1992 le fue conferido el Premio Nacional de Fotografía. Paradójicamente su obra no se encuentra en el país que la vio nacer: a juicio de investigadores no más de cuarenta originales de Fina Gómez se encuentran en Venezuela. En 1997 muere en Valle de Arán, Lérida, España.