La imagen gigante de la Divina Pastora construida por la Gobernación de Lara y que custodia a Barquisimeto, es ya para muchos católicos una fuerza protectora a la cual podemos pedir socorro en estos tiempos difíciles que atravesamos los venezolanos.
Muchos jóvenes siguiendo la tradición de sus padres se han convertido en devotos de la Virgen María bajo la advocación de la Divina Pastora, pero no conocen su origen. Como un acto de ruego e invocación, ofrecemos este brevísimo resumen sobre la presencia de ella entre nosotros: Fray Isidoro de Sevilla, devoto de la Virgen María, la soñó en mitad del campo rodeada de ovejas y con el Nino Jesús en sus brazos. El santo varón le puso nombre a tan celestial visión y desde ese momento se inicia la veneración de la Madre de Dios bajo la advocación de la Divina Pastora. Fray Isidoro era un predicador al estilo de San Pablo, activo, incansable y movido por una fuerza mística sin parangón; por ello el culto hacia esta misericordiosa y grata presencia de la santa madre prendió muy pronto a lo largo y ancho de las tierras sevillanas.
Por esa misma época, concretamente en l701, viaja a España el también fraile capuchino Marcelino de San Vicente, quien ocupaba el cargo de Prefecto de las Misiones de Los Llanos de Caracas. Su misión era dar cuenta al Rey de sus responsabilidades y regresar nada más terminar este punto de cuenta eclesial, pero la vuelta a las colonias se demoró hasta l706, permaneciendo esta larga estadía en el convento capuchino de Sevilla, allí mismo, junto al padre Fray Isidoro, el visionario y activo predicador que con sus sueños ganaba creciente número de devotos para la Divina Pastora.
De regreso a los Llanos de Caracas, Fray Marcelino de San Vicente trajo entre su equipaje de buenos propósitos la difusión de la veneración hacia la Virgen María, bajo la advocación de la Divina Pastora. Y así los capuchinos, que estaban instalados en los territorios que hoy conforman el Estado venezolano desde 1657, inician este culto tan difundido en la actualidad.
Santa Rosa de los Cerritos fue fundada en l673, coincidencialmente por un capuchino, el padre Agustín de Villabenes. El párroco de este pueblo en 1779 era el padre Santiago Bernal, quien para la iglesia pidió una imagen de la Inmaculada Concepción. Por una equivocación afortunada a Santa Rosa llego un cajón «equivocado», conteniendo la imagen de la Divina Pastora.
En enero de 1856 el cólera asolaba a Barquisimeto. La Muerte con su espada indolente hacía estragos en la comunidad larense. El padre Macario Yépez, sacerdote muy conocido por santo y polémico, decidió rogar ante los cielos la terminación de esta peste desoladora. A tal efecto planificó y puso en práctica una visita de la Virgen María a su hijo Jesús, buscando intercediera la santa madre para lograr el milagroso resultado.
Es así como la Divina Pastora se traslada de Santa Rosa hasta el monumento de Tierras Blancas, donde se produce su encuentro con una imagen de Jesús de Nazareno. Este encuentro fue el 14 de enero. En ese momento, transido de fe y convicción en los altos poderes celestiales, el padre Macario Yépez pide a la Virgen acabar con la peste a cambio de su vida. Terminó la peste, derramó la Virgen su generosidad y protección sobre el pueblo Barquisimeto. A principios del mes de junio de ese mismo año muere el padre Macario Yépez, víctima del cólera. Se dice que fue el último muerto a consecuencia de esta terrible peste.
Desde ese entonces todos los años la Divina Pastora cumple su visita a Barquisimeto.