La agencia europea del medicamento (EMA) dió este viernes su luz verde a la comercialización del Truvada en la UE para la utilización preventiva contra el sida de este medicamento ya autorizado como tratamiento permanente de la infección con VIH.
La EMA «recomendó autorizar la comercialización en la UE del Truvada (tenofovir disoproxil y emtricitabina) para un tratamiento profiláctico previo a la exposición (…) con la finalidad de reducir el riesgo de infección con VIH de adultos que presenten un riesgo elevado» de contaminación.
La agencia recuerda que el Truvada había sido autorizado inicialmente en 2005 en la UE para tratar adultos infectados con VIH «combinado al menos con otro antiviral».
Para autorizar a este medicamento a título preventivo, la agencia se fundó en estudios desarrollados con pacientes que demostraron su eficacia.
La EMA precisa que la autorización del Truvada a título preventivo está aún supeditada a la aprobación final de la Comisión europea.
Tras el aval de esta última, cada miembro de la Unión Europea tomará su propia decisión sobre el precio y el reembolso por los sistemas de salud.
A fines de 2015, Francia había autorizado la prevención del Truvada «de manera enmarcada» en hospitales, así como su reembolso al 100%, convirtiéndose en el primer país europeo y en el segundo detrás de Estados Unidos en dar luz verde a la utilización del Truvada –un cóctel de antirretrovirales del laboratorio norteamericano Gilead– como tratamiento preventivo del sida.
A principios de junio, el ministerio francés de Salud ya había autorizado su prescripción en centros gratuitos de información y depistaje del sida.
La EMA, al igual que Francia hace unos meses, recuerda que el Truvada debe «formar parte de una estrategia global de prevención» y que no debería sustituirse a la utilización del preservativo, «la única forma de protegerse del VIH y de otras enfermedades sexualmente transmisibles».
Francia había motivado su decisión por el hecho de que el Truvada responde a una realidad: algunas personas de alto riesgo de contagio, especialmente homosexuales y trans, son menos receptivas a las herramientas clásicas de prevención.