Siempre se ha dicho que el sistema democrático es el mejor para gobernar a los ciudadanos, mas ese sistema democrático tiene principios que le permiten regular sus actuaciones y hay uno en particular, que es el que normalmente esos ciudadanos aplauden o critican en su cumplimiento e incumplimiento: ese principio es la exclusión de la violencia dentro de las relaciones sociales, es decir, a quien no está con el gobierno no se le coacciona ni se le atropella.
Siempre habrá formas y medios para lograr la convivencia pacífica y garantizar los objetivos de la gobernabilidad democrática. Este principio está por encima del ser elegido por el voto ciudadano y es por eso que hay monarquías que tienen comportamiento en el ejercicio del gobierno con un alto contenido democrático. El gobierno democrático no incluye ni excluye las formas de la administración del Estado: puede ser capitalista, socialista y muchas otras formas de manejar la economía de los países.
La época en que estamos viviendo nos permite estar informados de lo convulsionado que está el mundo y que todo lo que sucede influye de una u otra forma en el manejo de la sociedad en general, y es así que ya la palabra terrorismo es manejada a nivel global con sus contenidos de acción y violencia, para imponer doctrinas políticas, sociales, económicas y religiosas; y en ese terrorismo se plasma aquello de que el fin justifica los medios.
Venezuela a nivel general, regional y local, no escapa de esas influencias y en cualquier esquina nos conseguimos a alguien que, sorprendido por lo que sucede en Inglaterra, Francia, Estados Unidos, los países árabes y otras partes del mundo, formula la pregunta: ¿Qué podemos hacer contra esto?
Ese sentimiento psicológico de inseguridad es transmitido a vecinos y amigos y con esto tal vez olvidemos analizar el terrorismo de nuestro quehacer diario. No nos preguntamos si hay comportamiento conforme a este principio de la exclusión de la violencia, si el gobierno nacional, estadal y municipal se comporta como lo hacen los demócratas, a manera de evitar el terrorismo de Estado. Son infinitas las preguntas que surgen, pero hoy en forma cotidiana lo observamos en nuestro comportamiento.
¿No es terrorismo poner el precio que nos viene en gana para los productos de primera necesidad, sin tomar en cuenta los sueldos y salarios de la generalidad de la población? ¿Es terrorismo o no, observar en cualquier parte a funcionarios de seguridad portando armas de destrucción masiva (fusiles) con el pretexto de dar seguridad ciudadana? ¿Es terrorismo o no, la detención de ciudadanos por manifestar inconformidad y ser sometidos a juicio y presentaciones en tribunales? ¿Es terrorismo o no, someter a la población a la espera de una bolsa de comida, a la espera de la realización de procedimientos que están pautados en la Constitución? ¿Son terrorismo o no las amenazas de expropiaciones:
¿Cómo podríamos calificar el hecho de no encontrar los implementos de trabajo para el campo, tales como repuestos de tractores y automóviles, herbicidas, fertilizante y tantos otros productos que se necesitan para producir?, así como la gran inseguridad del campo y el abigeato por robo de animales en los predios y el riesgo que se corre en dichas aéreas de trabajo. Esto se parece a lo primero expuesto en este escrito.
En estas reflexiones en positivo solo apruebo el comportamiento democrático real, y no con manifestaciones de la boca para afuera. Repudiamos los golpes de estado, actos terroristas en otras partes del mundo, manifestamos solidaridad con los gobiernos democráticos de otros países.
Hagamos votos unidos para combatir todos estos flagelos y volver a ver a nuestro país en plena producción y no sometido a ese gran pecado que no hemos cometido.
Ahora más que nunca el campo es la solución unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país……
Jose Gerardo Mendoza Durán
@JGMendozabarqto