De manera similar como los magos sacan conejos de sombreros y desaparecen objetos entre sus manos, el comunismo criollo (llamado eufemísticamente socialismo del siglo XXI o revolución bolivariana) ha demostrado una habilidad inimaginable para hacer aparecer colas en los supermercados, panaderías y abastos; desaparecer ante los ojos incrédulos del pueblo los productos básicos, los medicamentos esenciales, los repuestos, cauchos y baterías, así como los materiales de construcción: cemento, cabillas, bloques, esmaltes y pinturas. Todo un arte de magia propio de un especialista como Houdini.
El racionamiento eléctrico es otro acto de magia del comunismo del patio. Comenzó de manera inofensiva, estatizando las compañías de electricidad en las principales ciudades. La electricidad de Caracas, la de Valencia, Enelbar en Barquisimeto, Enelven en Maracaibo, Edelca y Cadafe fueron todas agrupadas en ese monstruo de mil cabezas que es Corpoelec. Una empresa incapaz de agregar un solo MW al Sistema Eléctrico Nacional, de hacer mantenimiento a las plantas termoeléctricas y de instalar torres de trasmisión de alto voltaje para llevar la energía a todos los rincones del país. Esa corporación que no ha sabido siquiera colocar medidores para obligar, a los que se roban la electricidad en nuestras ciudades y pueblos, paguen por el servicio.
Otro acto de magia digno de mención es la creación a bombo y platillo de la nueva Pdvsa que se vanagloria de tener las mayores reservas del mundo pero que tan solo produce 2.7 millones de barriles diarios con una nómina superior a 120.000 personas. Es decir, 800 mil barriles menos con tres veces más personal.
Venezuela logró con la siembra del petróleo, autoabastecerse de arroz, sorgo, maíz, producidos en grandes fundos con tecnología avanzada,abastecerse de carne de res, porcina, y de pollo en granjas propias de países desarrollados. El comunismo con ese acto de magia, tan suyo, de las expropiaciones y las invasiones acabó con la producción agropecuaria nacional y regresamos a la agricultura de puertos.
La magia ñángara es insaciable, ha obligado a decenas de miles de empresas industriales y comercios al detal y mayoristas a cerrar dejando en la calle a cientos de miles de trabajadores formales. Las plantas estatizadas de alimentos son incapaces de producir como lo hacen las privadas. Esa magia que ha forzado a los laboratorios a no producirmedicamentos ni fármacos de alto costo por falta de insumos.
Un acto de magia ñángara bien padecido por el pueblo es la aparición de especuladores y vividores, los bachaqueros, que no han pasado por liceos ni universidades, sin embargo ganan en un solo día lo que muchos gerentes y técnicos no perciben en un mes.
Pero sin duda el más sublime de los actos de magia del comunismo nacional lo constituye la desaparición de los dólares. En 17 años de revolución el país recibió más del doble de dólares por renta petrolera que en los 80 años desde que comenzó la explotación petrolera con el reventón de Zumaque.
¿A dónde fue a parar ese billón de dólares? Algunos de los propios padres del desastre, en tardío arrepentimiento, se han encargado de denunciar la corruptela rampante que desapareció cientos de miles de millones beneficiando a unos pocos privilegiados y clientes del PSUV, poderoso partido en el poder dirigido por Maduro y Cabello en componenda con sus burócratas enquistados en la administración pública.
Juan Antonio Muller