La entrega de Nicolás Maduro al General Padrino López del control de varios ministerios, confirma lo que desde hace más de quince años venimos diciendo: esta de Venezuela es una dictadura militar. Los gorilas se apoderaron de dos cosas importantes el petróleo y las fuerzas armadas. Con ese poder se hicieron millonarios y se aseguraron con represión mantenerse en el gobierno. Engañaron al pueblo con la consigna del “socialismo del siglo XXI”.
Ha sido una gran mentira lo de la unión cívico-militar. En Youtube puede verse un interesante trabajo del autor Filimandro sobre la llamada “Nómina del fracaso”. De cómo los militares en esta época chavista, promoción por promoción, se fueron apoderando de los principales cargos gubernamentales los cuales con corrupción aprovecharon para enriquecerse. De manera que este nombramiento a Padrino López no es sino la guinda del helado. Han sido vicepresidentes, ministros, gobernadores, embajadores, directores de cuanta ambición se les ocurría.
Pero evidentemente porque se roben un libro de la biblioteca no se debe cerrar la misma. Una fruta podrida no autoriza a cortar un árbol. Las Fuerzas Armadas de Venezuela seguirán existiendo. Son necesarias. Lo que debe hacer el retorno de la República Civil es pasar a retiro a la mayoría de generales y coroneles que han comprometido el honor de la institución apoyando a un régimen corrupto.
Los Ministros de Alimentación desde el año 2003 en su gran mayoría han sido militares, los pusieron a sembrar pimentones, a distribuir alimentos a través de Mercal, son responsables de las toneladas de alimentos podridos en las aduanas y ahora Maduro con el nombramiento a Padrino López nos viene a decir que la solución a la crisis alimentaria del país son los militares. Qué descaro tan grande. Dice José Luís Borges: “En los cuarteles a los militares se les enseña a mandar y obedecer, pero eso no tiene nada que ver con gobernar”.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, acierta nuevamente al decir que la entrega de la situación alimentaria a los militares por Maduro, confirma la crisis humanitaria que vive Venezuela. A los cadetes hay que hacerles conocer que al saber Maduro que se encuentra con los días contados, quiere arrastrar con él a la tumba la institución militar. Eso sucedió en Cuba con Batista. El enfrentamiento de la población civil a los militares en Turquía doblegándolos, es un escenario que deben considerar los militares venezolanos institucionalistas. Maduro y sus secuaces saben que están perdidos, por ello se oponen a elecciones en universidades, sindicatos, colegios profesionales, alcaldías, gobernaciones y no aceptan el referéndum revocatorio.
Esta entrega del gobierno de Maduro a los militares es un engaño más y cree él que su astucia es un acierto. Del antiguo pensamiento chino Chou-king extraemos esta gran verdad: “Si es vergonzoso engañar a aquellos con quienes se vive, mucho más criminal es mentir a la posteridad”.