Cuando fueron celebradas las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013 para el período a concluir en 2019, Nicolás Maduro obtuvo, según el Consejo Nacional Electoral, 7 millones 587 mil 579 votos.
Esa cantidad representaba 50, 61% de los electores. Su rival, Henrique Capriles Radonski, alcanzó 7.363,980 sufragios, 49,01% Ya sabemos que los otros participantes tuvieron unos resultados muy deprimentes, porque la polarización jugó el papel fundamental en esa contienda.
Ahora la situación ha cambiado drásticamente. De realizarse el referendo revocatorio del mandato presidencial de Maduro, éste apenas obtendría el respaldo de 1 millón 351.381, quienes expresarían su deseo de que se mantenga en la presidencia de la República. Cifra relativamente muy baja si tomamos en cuenta que vendría siendo casi la séptima parte de lo que logró cuando saltó a la palestra electoral como el elegido de Chávez, quien había pedido que votaran por él antes de irse a Cuba, para someterse a una operación del cáncer que ya había minado su salud por completo.
Pero, hoy en día, 10 millones 762 mil 346 sufragarían para que Maduro sea revocado.
Esta es la cifra que arroja la encuesta realizada por Venebarómetro, entre el 11 y el 22 del mes pasado, en todo el país, entre la zona urbana y la región rural, en una muestra de 1.200 entrevistas que abarcó 14,9% de la población económicamente clasificada como ab, 56,3% de la categoría c y 28,8% del nivel d. La consulta fue realizada a mujeres y hombres 58,0% pertenece al sexo femenino y 51,1% al masculino. Sus edades oscilan entre los 18 y más de 50 años.
Disposición a firmar
Para el referendo revocatorio se ha cumplido el primer trámite, como fue la solicitud de ese evento hecha, según las normas del CNE, del 1%, que era exactamente 197.679 firmas.
Sin embargo, en un esfuerzo para que el número fuese mayor, la Mesa de la Unidad Democrática presentó 1.957.779 firmas, pero el organimo electoral reconoció 1.352.952 y quedaron eliminadas 605.727, por diversas razones que, indudablemente no tienen explicación todavía para la MUD.
La validación mediante las captahuellas, colocadas la mayor parte de ellas en sitios muy alejados y tras la selección de municipios donde no se esperaba que la gente concurriera, fue reconocida el 9 de junio y superó 2% en lugar de 1%
Ahora falta la segunda etapa, que es la solicitud del 20% de los electores, que totalizan 3.894.148 firmas.
La encuesta de Venebarómetro indica que ya no son casi cuatro millones los que están dispuestos a colocar su huella dactilar en las máquinas del CNE para cumplir ese 20%, sino un número inmensamente superior, pues serían 11 millones 426 mil. Casi tres veces el número indispensable.
Votos necesarios para revocar
Para revocar a Maduro se necesitará un voto por encima de los que recibió en total , según el CNE, para ser electo Presidente de la República.
Pero la tendencia muestra que ya no serán 7 millones 587. 580, que sería un voto más sobre los que obtuvo hace tres años, sino 10 millones 762 millones 246, si se mantiene la voluntad de las personas en base a la estadística a la que estamos haciendo referencia. Eso significaría 3 millones 174 mil 666 votos por encima de los que consiguió Maduro en su elección presidencial.
La evolución del proceso
Es muy significativo el hecho de que cada día aumente el número de personas que desean firmar la solicitud del 20% para que el CNE convoque el revocatorio.
Así lo determina el sondeo realizado por Venebarómetro. En febrero de este año, cuando se comenzó a hablar de la posibilidad de convocar el proceso referendario, los que deseban firmar alcanzaba el 40% y en junio, cuatro meses después, ese porcentaje había subido al 58% Un aumento significativo de 18%. Eso significa que ese es el porcentaje que está dispuesto a suscribir la solicitud del proceso referendario, que la MUD espera se realice antes de finalizar el presente año y al respecto sostiene que el tiempo que queda es suficiente para que se cumpla esa consulta. El oficialismo, por su parte, no sólo ha contado con el apoyo del CNE, según denuncias de dirigentes de la oposición, porque ha aplicado una operación morrocoy en todos estos meses, sino que los principales figuras del chavismo mantienen el criterio de que no se puede llevar a cabo antes de finalizar el 2016 sino que será el año próximo.
El sondeo constituyó un abanico de expresiones que demuestran claramente que en el país existe la decisión de ponerle fin al mandato del jefe del Ejecutivo Nacional. El 64,6% manifestó su intención de votar contra Maduro si se efectuase la consulta el último domingo del mes pasado.
Pero, ese porcentaje se acrecienta en forma espectacular, ya que el 88, 4% se inclina por ir a votar. Evidentemente, la intención es una y la de hacerlo es mayor.
Por supuesto, todo eso lo sabe el Gobierno y es natural que tanto Maduro como su partido y las otras organizaciones que conforman el Gran Polo Patriótico hablen de que no es posible celebrar el referendo revocatorio este año, porque prefieren que sea el próximo, ya que de acuerdo con la Constitución existe un premio de consolación para el mandatario revocado.
Éste no se va por completo, pues tiene la facultad de nombrar a su sucesor, para seguir gobernando detrás del trono.
La Constitución previó que el Presidente podría ser echado del poder mediante una consulta referendaria y los constituyentes se prestaron para hacerle un favor, como es que el vencido en la consulta poceda dejar en la presidencia de la República al vicepresidente ejecutivo.
Esta oportunidad le da una posibilidad muy grande al mandatario, porque mientras se llevan a cabo los trámites para el referendo, tiene tiempo para nombrar a la persona de su mayor confianza para que le suceda. Podría ser su esposa o un fiel partidario.
Sobre este particular ya se ha comentando muchas veces que Maduro podría designar como vicepresidenta ejecutivo a la diputada a la Asamblea Nacional Cilia Flores, su cónyugue, a quien califica como la primera combatiente. O dejar al actual funcionario, Aristóbulo Istúriz.
O tal vez a quien hoy ocupa la función principal en el Gabinete, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, a quien los demás ministros deben rendirle cuenta sobre el difícil papel que se le ha asignado como es resolver la falta de alimentos, medicinas y servicios.
Ganar tiempo
Maduro busca ganar tiempo para que no se celebre el revocatorio este año. El trío de ex mandatarios, el ex jefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, junto con los ex mandatarios de Dominicana, Leonel Fernández, y Martín Torrijos, de Panamá, no ha podido convencer a la oposición. A Rodríguez Zapatero se le critica por andar en aviones de Pdvsa, a Leonel Fernández por su parcialización en favor del Gobierno venezolano en declaraciones públicas, y, por supuesto, a Torrijos, porque lo asocian a los dos antreriores.
La cúpula del PSUV, especialmente Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez, sostienen todo tipo de argumento para que no se realice la consulta, porque, tal como lo evidencian los números de Venebarómetro, Maduro está ya derrotado sin haber sido hecho el referendo.
Gana repudio
Maduro pierde adhesiones y gana repudio y rechazo en la medida en que pasan los días, afirma el Dr. Rafael Simón Jiménez, ex parlamentario, historiador, docente y analista político.
Cada vez que se haga una medición de opinión, esta va a mostrar una tendencia mayoritaria de quienes quieren en Venezuela un cambio, el cual debe materializarse a través del referendo revocatorio.
El Gobierno quiere ganar tiempo, pero en la realidad lo que hace es perderlo.
Es bueno recordar que aqui se está presentando una situación muy diferente a la del 2002 cuando Hugo Chávez estaba en la presidencia de la República.
Ese año se presentó la mayor situación de conflictividad con el paro de Pdvsa, el paro nacional y el golpe de Estado.
Chávez utilizó una estrategia que le dio buenos resultados cuando se llevó a efecto el revocatorio del 2004: Ganó porque todavía en esos momentos había grandes expectativas, el Ejecutivo Nacional echó mano a las misiones, hubo la garantía de abastecimiento; es decir, el Gobierno se colocó en la vía de reconquistar el apoyo popular y lo logró a la luz de los resultados electorales.
Ahora, la situación es dramáticamente distinta. Porque el Gobierno no tiene los mecanismos, ni los recursos que permitan resolver la crisis de la falta de alimentos y medicinas, que estamos viviendo los venezolanos. Ni siquiera puede paliarla.
Cada día que pasa es un día que el gobierno pierde, porque se le diluyen las adhesiones.
Esa situación está muy planteada desde las propias filas del chavismo.
Esas voces disidentes se han venido haciendo más claras con las declaraciones de Clíver Alcalá, Juan Barreto, Rodríguez Torres y otros más, porque ellos consideran que si la crisis se profundiza mucho más, ya lo que se va a comprometere no es siquiera el Gobierno, sino el partido oficialista.
Esto quiere decir que si Maduro es revocado, automáticamente, el chavismo por la vía de la erosión será convertida en una fuerza irrelevante.
Quienes desde las filas del chavismo plantean la realización del referendo revocatorio están conscientes de que el Gobierno dificílmente lo va a ganar.
Pero, también están conscientes de que si el chavismo preserva una parte importante de su fuerza puede tener una posibilidad del futuro.
En este sentido hay que recordar lo que ocurrió en Nicaragua, cuando los sandinistas salieron del poder, electoralmente, y luego pasado un tiempo lograron recuperarse por los errores del adversario y hoy tienen mucho tiempo goberando.
Cada vez que se haga una encuesta de hoy en adelante sobre el revocatorio, mayor será el número de personas que repudian el gobierno de Maduro y mayor el número de electores que rechazarán el proyecto chavista y, desde luego, los que establecerán una línea clara entre el chavista y lo que es ser madurista.
Los resultados de la encuesta de Venebarómetro indican que la disposición en pro del revocatorio no es igual en todo el país, porque en oriente el 71,7% está por encima de occidente, 67,1% Así los Andes con el 59% superan al centro del país, 56% y los llanos, 42%
Esos porcentajes siempre tienen que ver con la tendencia de la gente en cada estado. En el llano, la base productiva es muy precaria. La inmensa mayoría de la población vive del Estado, por diversas vías: empleos, dádivas, créditos. Hay una mayor dependencia.
Así ocurrió con AD cuando comenzó a perder popularidad en las grandes ciudades y su fuerza quedó en los llanos y en las más atrasadas del país.
Eso explicaría que en oriente existe una base productiva más diversificada.
Ahora bien, la crisis golpea desigualmente. Hay sectores, como Barinas, donde la crisis es muy seria, pero la gente consigue algunas cosas como carne y pollo. Pero, hay otras zonas donde la situación es mucho más dramática.
Evidentemente, la crisis afecta a toda la población, pero geográficamente aparece una diferencia, aunque pequeña, porque existe la posibilidad de lograr algunos productos que escasean totalmente en otros. El malestar, sin embargo, es general.