Si los colores fueron descubiertos con el experimento de dejar que la luz blanca, brillante y transparente atravesara el cuerpo de un prisma. Si la luz se descompuso en un conjunto de colores después de atravesar el prisma; conjunto al cual Newton dio el nombre de «espectro». Inductivamente el origen de la descomposición de la luz obedece a que el medio natural para que la luz se mantenga siempre blanca, brillante y transparente es la atmósfera del planeta. Para la luz, la masa del prisma es un medio artificial. Al espectro de Newton es lo que conocemos como «Arco iris». El descubrimiento de Newton, la naturaleza lo había venido repitiendo desde siempre en la más hermosa imagen del Arco iris. Lo que no se había descubierto era cómo se formaba en el cielo ese arco de colores. Ahora se sabe que los prismas que conforman el espacio atmosférico del «Arco iris» tienen su origen en las suspensas y menudas gotitas de agua que se forman en ese espacio atmosférico y que la luz solar atraviesa. Es decir, la artificialidad prismática también es una propiedad de la naturaleza. La reproducción de todos los colores conocidos es una propiedad natural que experimenta la luz cuando se le somete a otro medio transparente que no sea el atmosférico. Ahora bien, si los colores son percibidos por nuestro sentido de la visión como fenómeno natural, es de suponer que en nuestro sentido de la visión debe haber algún mecanismo que permita al ojo percibir los colores. Como es sabido, el ojo tiene una retina; la retina es el medio en el cual se reproducen las impresiones perceptibles de la visión.
Aunque es en nuestro sistema psíquico que tenemos conciencia del fenómeno percibido por medio de la vista. No podemos de ninguna manera conocer el mecanismo mediante en el cual la visión percibe científicamente las imágenes. Y, en especial, las imágenes a colores, no resulta descabellado suponer, con el permiso de los especialistas en la visión, atendiendo al descubrimiento del «espectro» de Newton que reproduce los colores; y al fenómeno natural de los hermosos colores naturales que se reproducen en el «Arco iris». Nos aventuramos a exponer lo que a nuestro juicio debe originar que podamos reproducir los colores en nuestra visión. En la retina de nuestros ojos debe haber en su conformación perceptual algún recurso que no sabríamos que nombre darle, y que actúe prismáticamente, es decir, que mantenga la descomposición de la luz percibida, el espectro de Newton, para que nuestro psiquismo conscientemente pueda revelarnos esa realidad de los colores como los presenta la realidad natural. Apoyados en los fenómenos expuesto del «arco iris» y del «espectro» de Newton, inducimos esta disquisición.
por Carlos Mujica
@carlosmujica92