La falta de jornadas de limpieza regulares y la conducta despreocupada de algunos vecinos por el impacto ambiental son los causantes de que la quebrada del sector San Jacinto resulte, estos días, una amenaza ineludible para los habitantes de la parte baja de esa comunidad del oeste.
Ayer, cuando las lluvias tomaron como estación la ciudad durante toda la mañana, la calle 1B con 2 y 3, por donde atraviesa el canal, se convirtió en un caudal por la inutilidad de la tubería instalada en la quebrada para el curso del agua de las precipitaciones. Desechos de toda clase taparon el drenaje.
Los residentes de otras calles, relató Juan Hernández, cuya casa está a un lado de la quebrada, lanzan basura y cuando llueve durante lapsos prolongados, el agua al encontrar obstáculos corre abundante por el asfalto.
“Eso ocurre porque hay vecinos en la parte de arriba que tiran desperdicios, a veces, hasta pedazos de arboles que cortan y aquí hay unos tubos. Cuando baja todo eso el agua pasa por encima y va a dar a la avenida (Intercomunal Barquisimeto- Duaca)”, detalló Hernández.
Como consecuencia de la obstrucción las viviendas más próximas al canal del agua se inundan.
Les sucede con frecuencia a Hernández y a Maura Pérez, una abuela que vive allí desde finales de la década de los sesenta.
Los daños en el caso de Pérez son peores porque del lado donde está construida su casa la quebrada está completamente tapada.
Colchones, muebles y escombros, enumeró la mujer, han contribuido a que el agua se desborde.
Desde marzo del año pasado, entregaron en las instituciones gubernamentales un documento con las firmas de los vecinos afectados para solicitar el envío de obreros para eliminar los desperdicios y la maleza acumulados. Y, aunque un representante de la gobernación supervisó la zona recientemente, todavía no se ha ejecutado las labor.
“La limpieza de la quebrada tiene que ser constantes. El problema es ese y tiene que ser una quebrada que se incluya en el programa de mantenimiento. No sé por qué a esta no la toman en cuenta sino hasta que uno empieza a pedir”, sugirió Hernández.
El servicio de aseo urbano en el sector es deficiente. Los voceros definieron con un impreciso “a veces” la regularidad del paso de los camiones recolectores. Los miércoles y los sábados son los días establecidos en el cronograma, pero, no siempre se cumple.
Este no es el único servicio precario en San Jacinto. El alumbrado público también es objeto de preocupación para sus habitantes.
Hernández pidió la instalación de lámparas e la calle 1B porque funcionan pocas y la oscuridad es una ventaja para los delincuentes.
Familias incomunicadas
La crecida del río en el municipio Simón Planas, hizo que un tramo de la vialidad se socavara y dejara incomunicada a unas 100 familias.
Hasta la noche del domingo, bomberos estaban en el lugar.
Se requería una máquina retroexcavadora. En Río Claro, sector Brisas del Río, también cedió la carretera.
El temor de los habitantes se acrecentó, porque el río puede desbordarse y llegar hasta las viviendas.