Erdogan promete duros castigos para los golpistas

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Fuerzas leales al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, frustraron el sábado un intento de golpe de Estado en una noche de explosiones, batallas aéreas y disparos que dejaron docenas de muertos. Las autoridades arrestaron a miles de personas, y Erdogan afirmó que los responsables «pagarán un alto precio por su traición a Turquía».

El caos corona un periodo de agitación política en Turquía, de la que las voces críticas culpan al gobierno cada vez más autoritario de Erdogan, y que ha incluido una reorganización del gabinete, represión contra disidentes y la prensa opositora, y la renovación del conflicto con las zonas curdas del sureste.

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Turquía —miembro de la OTAN y socio crucial en los esfuerzos que encabeza Washington contra el grupo Estado Islámico— también se ha visto bajo presión por la llegada de millones de refugiados del conflicto en la vecina Siria y una serie de atentados mortales atribuidos al grupo EI y a rebeldes turcos.

Erdogan se encontraba de vacaciones en la costa cuando los tanques tomaron las calles de Ankara y Estambul, pero voló de vuelta a Estambul en la madrugada del sábado.

El general Umit Dundar, recién nombrado como jefe en funciones del Estado Mayor turco, dijo que en el intento de golpe de Estado del viernes por la noche habían participado principalmente miembros de la Fuerza Aérea, policía militar y unidades de blindados.

No parecía que la insurrección hubiera contado con el apoyo de la mayoría de la cúpula militar, y los principales partidos de oposición condenaron con rapidez el intento de derrocar al gobierno.

El primer ministro turco, Benali Yildirim, dijo el sábado que 161 personas habían muerto durante la noche y 1.440 habían resultado heridos en los episodios de violencia durante la noche. Yildirim anunció la detención de 2.839 supuestos golpistas.

Yildirim describió la noche como «una mancha oscura para la democracia turca» y atribuyó la insurrección a una «organización terrorista paralela».

Los aliados de Turquía en la OTAN condenaron el alzamiento.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó a todos los bandos a respaldar al gobierno electo democráticamente. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que había hablado con el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, y pidió respeto a la democracia.

El golpe comenzó el viernes por la noche con un comunicado de los militares en los que anunciaban que habían tomado el control «para reinstaurar el orden constitucional, la democracia, los derechos humanos y las libertades, para asegurar que el estado de derecho vuelve a reinar en el país, por la reinstauración de la ley y el orden».

Aviones de combates sobrevolaron las grandes ciudades, hubo tiroteos ante cuarteles militares y dos importantes puentes en Estambul quedaron bloqueados por vehículos militares. Soldados respaldados por tanques cortaron el acceso al aeropuerto de Estambul durante varias horas antes de verse sobrepasados por multitudes partidarias del gobierno que ondeaban banderas turcas, según imágenes emitidas por la agencia de noticias Dogan.

Sin embargo, el Ejército no parecía estar unificado en la rebelión, ya que varios comandantes importantes aparecieron en televisión para condenar el golpe y ordenar a las tropas que volvieran a sus barracones.

En una aparición en televisión a través de la pantalla de un celular, Erdogan instó a sus partidarios a salir a las calles y defender al gobierno, y grandes multitudes respondieron a la llamada.

La gente se enfrentó con las tropas que habían bloqueado los puentes sobre el Bósforo, que conectan los lados asiático y europeo de Estambul.

En imágenes emitidas por CNN-Turk se veía a docenas de soldados caminando entre tanques con las manos en alto, rindiéndose a las fuerzas del gobierno en el puente del Bósforo, en Estambul. Sobre el suelo se veía material militar abandonado. La gente, algunos ondeando banderas, trepó sobre los tanques.

Para el sábado por la mañana, el golpe parecía estar sofocado después de que policías, soldados y civiles leales al gobierno se enfrentaran a los insurrectos.

Coroneles y generales implicados en la rebelión fueron destituidos y tropas leales rescataron al jefe del Ejército, que estaba retenido en una base aérea a las afueras de Ankara.

En palabras a una gran multitud que lo recibió en el aeropuerto de Ataturk, Erdogan afirmó que los militares rebeldes «Han apuntado las armas del pueblo contra el pueblo. El presidente, al que el 52% de la gente llevó al poder, está al mando. El gobierno al que el pueblo llevó al poder está al mando. No tendrán éxito mientras nos plantemos contra ellos arriesgándolo todo».

Los combates continuaban el sábado de madrugada y los sonidos de fuertes explosiones seguían resonando en Estambul y la capital, Ankara, incluida al menos una bomba que golpeó el complejo del Parlamento. Imágenes de televisión mostraban cristales rotos y otros escombros tirados por un vestíbulo que lleva al salón de asambleas de la cámara.

CNN-Turk dijo que dos bombas habían explotado cerca del palacio presidencial, matando a cinco personas e hiriendo a varias.

El primer ministro, Binali Yildirim, convocó una reunión de emergencia con todos los legisladores el sábado, dijo Anadolu.

Turquía es un socio crucial en los esfuerzos que encabeza Estados Unidos para derrotar al grupo Estado Islámico, y ha permitido que jets estadounidenses utilicen la base aérea de Incirlik para efectuar misiones contra los extremistas en Siria e Irak.

Sin embargo, el gobierno islamista de Erdogan también ha sido acusado de ambigüedad en Siria. La renovada ofensiva turca contra milicianos curdos, que buscan un estado autónomo y son enemigos acérrimos del grupo EI, ha complicado la lucha contra la milicia radical.

Las autoridades turcas atribuyeron el intento de golpe al clérigo islamista Fethullah Gulen, afincado en Estados Unidos. Erdogan acusa desde hace tiempo al clérigo y a sus seguidores de intentar derrocar al gobierno. Gulen vive en el exilio en Pennsylvania y promociona una filosofía que funde una rama mística del islam con la férrea defensa de la democracia, educación, ciencia y diálogo interconfesional.

Fadi Hakura, experto en Turquía del grupo de estudios Chatham House, señaló que no estaba claro quién estaba detrás del golpe, pero que parecía haber sido «realizado por oficiales de bajo rango, al nivel de coronel».

«Su principal agravio parecía ser el intento del presidente Erdogan de transformar su cargo en una poderosa y centralizada presidencia ejecutiva», comentó Hakura. «Este golpe fracasó porque carecía de apoyo popular, apoyo político y apoyo internacional».

El analista predijo que el suceso reforzará a Erdogan.

«Creo que a corto plazo esta trama fallida de golpe reforzará al presidente Erdogan, especialmente en su intento de convertir su cargo en una fuerte y centralizada presidencia ejecutiva», dijo.

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