El 1936 fue de frases celebres que a ocho décadas cobran vigencia. Histórica la atribuida al escritor Mariano Picón Salas: en Venezuela comenzó en 1936 el siglo XX. Aludía al inicio de la transición a la democracia de la dictadura de 27 años del General Juan Vicente Gómez, fallecido en 1935. Ahora podemos afirmar que en este 2016 y también en transición de un castrocomunismo de 18 años, estamos inaugurando el siglo XXI.
Aquella República que venía de ser un país agrícola, productor de café, caña de azúcar y ganado, recibió la nueva centuria en el territorio convertido en el primer exportador y segundo productor de petróleo del mundo. Entonces se debatía en no depender únicamente del denominado “oro negro”.
El economista y político Alberto Adriani era uno de los exponentes. Por cierto, el connotado merideño fundó con Rómulo Betancourt y Picón Salas la Organización Venezolana (Orve), precursora de Acción Democrática. Fascismo, comunismo, inversiones extranjeras, el papel de EEUU, política económica, fueron temas abordados en su Labor venezolanista, título que le asignó Arturo Uslar Pietri a sus apuntes recopilados en libro.
De esa controversia salió la otra afamada frase que invocamos porque hoy aún tiene más vigencia: Sembrar el petróleo, con la cual tituló AUP el artículo editorial del diario Ahora el 14 de julio de 1936.
“Escribí la frase y quedé, con recogida emoción, esperando el eco de la voz lanzada. Hubo poca repercusión inmediata. Entre la algarabía de voces que se alcanzaban en contradictorias ofertas y reclamos, aquella no parecía sino una voz perdida en el clamoreo sin tregua. Hubo algunos comentarios hablados y muy poco escrito” -reseñamos en Capítulo de Los 90 años en 10 trancos que el ilustre escritor para nuestra satisfacción, elogió.
No faltó quien le niegue paternidad de la locución.
“Pocos quisieron reconocérmela. O no se le reconocía autor o se procuraba buscarle algún otro que no fuera yo. A quien con más frecuencia se ha atribuido ha sido a Alberto Adriani. Sin embargo, no fue suya, no aparece en ninguno de sus escritos o declaraciones, no se la ha atribuido a ninguna persona que se la oyera decir a él mismo, y si, para bien del país, se hubiera prologando su vida fecunda –murió el 8 agosto del citado 36- hubiera sido el primero en desmentir esa atribución”.
“Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora en condiciones excepcionales» -decía el artículo.
En el gobierno de Carlos Andrés Pérez fue nacionalizada la industria y se consolida con Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa). Pero con del idolatrado Comandante que intentó derribarlo con golpe, la empresa es llevada a la debacle. La promovió con la burla del pito con el cual expulsó a 20 mil de los 42 mil trabajadores y creó su nómina de 120 mil.
“Yo provoqué la crisis para quedarme con el control de la empresa”. Es llevada a fuente de corrupción vinculada con el narco tráfico y conducida a la destrucción.
Usurpando el pensamiento uslarista, decretó el Plan Siembra Petrolera para dar “impulso de distintos sectores económicos, sociales y políticos” y se fundó la Compañía Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg).
Al margen: Prensa colombiana anunció traspaso el domingo de apertura de la frontera por Táchira de 35 mil personas. Evidencia la desesperación por la hambruna a que por escases de alimentos se somete a venezolanos.