En ocho años como secretario de Educación de la gobernación del estado Miranda y con su más holgada carrera como docente Juan Maragall es capaz de evaluar el sistema educativo venezolano y, como el capitán al marino, indicar cuál es el rumbo para mejorar un modelo que, a su modo de ver, está en detrimento.
La falta de estructuras para albergar a la población en edad de escolarización es una de las raíces de las fallas que desde hace años roen la calidad de la educación venezolana. Maragall calculó que se requieren por lo menos 3 mil nuevas escuelas y el gobierno nacional no ha cumplido con ese tope.
A esto se le suma la baja calidad educativa en el nivel de primaria. “El país está muy retrasado en lo que a un seguimiento de una escuela de calidad se refiere. Por ejemplo, el país no sabe si sus alumnos de tercer grado saben o no leer. Esas evaluaciones no se hacen a nivel nacional. Es un gran déficit que tenemos. Una de las cosas que necesita retomar el país es lo pedagógico como norte”, evaluó el especialista antes de dar su clase, ayer, en la Sala Alternativa de EL IMPULSO a los participantes de la Escuela de Formación Política abierta en abril de este año para la formación de jóvenes líderes.
Otro factor negativo es la desviación de los planes educativos hacia propósitos alejados de las reales urgencias de las instituciones educativas y esto, dijo, incidirá en la práctica profesional de las próximas generaciones.
La elaboración de proyectos de tipo ideológico por parte del Ejecutivo es uno de estos elementos adversos y deviene en el descarrilamiento del modo de enseñar, dedujo Maragall: “La ideología más que un daño en sí mismo lo que ha hecho es distraer a la escuela de su verdadera función que es darle acceso a la cultura universal y a las herramientas a todos los venezolanos para que se puedan abrir camino en la vida”.
Para retomar la ruta correcta, el docente propuso que el ejercicio de esa profesión esté desprovisto de voces políticas, “donde los maestros accedan a las escuela por sus méritos académicos y no por el color de su camisa”.
15 años de “distracciones”, dijo, han dañado severamente el sistema educativo y ha alejado aún más al país de ser un modelo para el mundo. “Nosotros nunca hemos sido un modelo (en educación). Tenemos que trabajar para serlo, pero en este momento yo creo que somos la cenicienta de la educación en Latinoamérica”, sentenció.
Modelo
A los oyentes de la Escuela de Formación Política el secretario de educación del estado Miranda planteó como ejemplo las acciones tomadas en esa región para optimizar la forma de educar.
Partió de la asistencia a las escuelas, las condiciones de estas y la calidad para hacer el análisis de la Educación Básica.
En Miranda, desglosó, se han construido 48 escuelas en siete años, se ha aumentado a 15 mil nuevos estudiantes la capacidad de atención y para esto crearon rutas de movilización para los alumnos y así incrementar el acceso a los centros educativos.
Progresivamente, se ha invertido en el Programa de Alimentación Escolar, en el mejoramiento pedagógico de docentes y directores, se han implementado pruebas de rendimiento entre los alumnos y los ingresos y ascensos se dan mediante concursos y méritos académicos. Todo, afirmó, con el fin fortalecer la educación.