Cada mes de julio, quienes integran el Club de Hipertensos que tiene su sede en el ambulatorio Felipe Ponte, de Cabudare, recuerdan los nombres de la enfermera Librada Cordero y el médico cardiólogo Héctor Vargas, quienes lo fundaron el primero de ese mes, en el 2003.
Este martes hubo celebración por los trece años de existencia, tiempo en el que las mujeres y hombres afectados por la hipertensión se han convertido, no en pacientes de un mal físico sino en una gran familia que a diario realiza actividades con optimismo, sonrientes, manteniendo su calidad de vida por encima de dificultades.
“Esta es una agrupación conformada como una organización sin fines de lucro, dedicada a contribuir al mantenimiento de la salud y calidad de vida de los adultos mayores y las personas con diversidad funcional que sufren hipertensión, a través de acciones de carácter preventivo, formativo, nutricional y asistencial”, se lee en un cartel que le identifica.
Aunque mujeres y hombres todos son directores, Elio Hernández funciona como coordinador general y sabe de las penurias de sus compañeros para adquirir los medicamentos necesarios para controlar la enfermedad.
Sabe de los recorridos turísticos que deben realizar de farmacia en farmacia para conseguirlos.
“Es difícil, pero siempre sale uno optimista a las farmacias y se consiguen algunos”, dice.
Explica que existe un proyecto destinado a hacer contacto con los laboratorios que los producen y que les aseguren un cupo que les garantice su adquisición sin muchos problemas.
Igualmente tienen, desde hace cinco años, un proyecto de construcción de la cancha-sede, en el mismo espacio del ambulatorio, pues actualmente deben utilizar la cancha de Valle Hondo para sus caminatas mañaneras.
Esperan que en la gobernación y la alcaldía de Palavecino se pongan de acuerdo para su ejecución.
Y este martes, no sólo Elio, recibió sencillo reconocimiento, sino también otros y otras, como Aura Gil, Carmen Meleán, Hortencia García, Miriam Anzola, Luis Castillo, Armando Escalona, Marina Rodríguez y Alicia Farfán, entre otros, por su constancia y dedicación a la institución que, confían, seguirá fortaleciéndose y que cada día se vea incrementada la cantidad de afiliados.
Es de destacar que no sólo se trata de mujeres y hombres de Palavecino sino también de Barquisimeto, incluso de sectores del oeste.