5 de julio 2016, quiebre definitivo de la institucionalidad del país.
Para mí el diálogo es algo fundamental, sobre todo cuando yo soy el que hablo. Algunos piensan que dialogar es que uno los oiga, no señor eso no es así. Dialogar es aceptar que uno tiene razón, sobre todo cuando uno tiene la razón. Lo demás es perder tiempo. Venga un ejemplo.
Soy el actual presidente de la Junta Directiva del Condominio de mi edificio, llevo como 17 años en esas labores, sacrificándome para que todo ande bien en nuestra pequeña comunidad. Pero claro el mundo está lleno de malagradecidos. En los últimos tiempos se ha conformado un grupo de copropietarios empeñados en hacer propuestas y emitir opiniones contrariando mis decisiones. Cosa inédita en estos casi tres lustros que llevo gerenciando el condominio. Todo iba muy bien, muy tranquilo, hasta que estas personas han planteado que se deben tomar decisiones discutidas entre todos, con un diálogo abierto. Y claro yo estoy de acuerdo con ese diálogo, tal como lo he apuntado arriba.
Ellos plantean que hay fallas en los servicios, que hace tiempo no se limpian los tanques de agua, que no se fumiga, que hay poca iluminación, que hace tiempo no se pinta, que los estacionamientos, que no se hace el jardín, que esto que lo otro, total que es una eterna criticadera. Guerra de cuarta generación supongo. “Critican por criticá”, como decía un cómico radio rochelero en la extinta radio Caracas TV. Yo los llamo al diálogo, pero no al diálogo que ellos piensan. Diálogo sin condiciones, eso sí con mis condiciones. En estos días le dije a uno de los copropietarios que me conseguí en el ascensor, “mira viejo barrigón desdentado estoy listo para que dialoguemos”. Ah bueno se molestó porque lo llamé así. Es que tiene una epidermis muy sensible. No y lo peor es que me contestó “y tú que eres un viejo chivúo”. Se dan cuenta hasta falta de respeto es el barrigón este y así quiere que dialogue con ellos. En eso se abrió la puerta del ascensor y se montó una de las copropietarias de más edad del edificio, y de seguidas metió su cuchara en la conversa, yo le dije “mire vieja cacatúa, váyase para su apartamento a atender a su marido que debe tener una pea de película”. Ah por eso molestó y me insultó, hasta la madre me sacó la piazo e’vieja. No, es que esta gente no sé lo que quieren.
Y el colmo, en estos días me enviaron una carta, muy grosera por cierto, en donde me pedían la renuncia o que hiciera un tal referendo revocatorio. Que bolas tienen. En la Ley de Condominio no existe nada de eso. Pero en todo caso y para curarme en salud, llamé a mi comadre, la juez de paz del municipio, y le consulté eso y me dijo “no le pare compadre, mándelos muy largo a donde usted sabe y que se metan su carta por donde no les pegue el sol, y cuente conmigo”. Es que se ve cada cosa en este país. Ellos creen que están en la IV. No entiende que hay revolución pa rato.
Iván Olaizola D’Alessandro