Es la pregunta que se hacen los venezolanos y actores del sistema internacional. Qué explica el que un mandatario como Nicolás Maduro con el 95% de sus nacionales en contra,se mantenga aferrado al poder e impida una salida constitucional y económica para Venezuela. El comienzo para este país de una recuperación en diversas variables de su vida cotidiana.
La renuncia de un Jefe de Estado está contemplada en las constituciones de casi todos los países. En los últimos tiempos 17 presidentes latinoamericanos por diversos motivos que van desde la renuncia voluntaria, destitución, muerte, corrupción o incapacidad manifiesta han sido obligados a dejar el poder. De manera que no es un fin de mundo, el que un mandatario por los motivos descritos deje que su país ensaye otro gobierno. Es sabido que “el cementerio está lleno de gente que creía que el mundo no podía marchar sin ellos”.
No hace falta un vasto análisis para encontrar las razones por las cuales Maduro no termina de irse. Es admitir el más rotundo fracaso del llamado socialismo del siglo XXI. Es evidenciar que el chavismo ha sido el mayor desastre que ha sufrido la economía venezolana en más de dos siglos de existencia. Pero a los motivos de orden político y económico, se une uno más grave.
Maduro es la muralla que impide por ahora que la camarilla militar y política que lo rodea quede al descubierto en la inmensa corrupción con la cual se han enriquecido. Saben los jefes militares inmersos en el narcotráfico que les esperan las rejas dentro y fuera del país. Conoce la Fiscal, Ministros, altos funcionarios en general, que serán investigados, que no podrán vivir en Venezuela tranquilos sin que a ellos y a sus familiares les endilguen la alta traición que cometieron contra su patria.
Maduro no renuncia porque no consigue él mismo lugar seguro para donde irse porque no podrá como, López Contreras, Medina, Gallegos, Betancourt, Leoni, Caldera, Luís Herrera, Lusinchi, Ramón Velásquez, irse a vivir a sus casas sin la animadversión de sus vecinos. Ya a más de un funcionario de su gobierno en restaurantes y establecimientos en el exterior, los han retratado, insultado, rechazado.
Pero lo imperdonable en Maduro es saber que cada día la situación de Venezuela se agrava más, la deuda externa crece, no vienen las inversiones extranjeras, las demandas contra Venezuela han aumentado, el hambre de los venezolanos va creciendo, los saqueos se están multiplicando en ciudades como Maturín, Cumaná, San Juan de los Morros, Tucupita. Es una ola que viene en creciendo a alturas infranqueables y llegará a las puertas de Miraflores y quizás hasta los postes de electricidad, donde fueron guindados en otras partes Mussolini y su amante, los Ceaucesco en Rumanía, Gadafi en Libia.
A Maduro y Cilia, Diosdado, Arias Cárdenas, Tareck El Aissami, Aristóbulo, Padrino López, Tibisay, Jorge Rodríguez, Luisa Ortega Díaz, para solo citar unos nombres les esperan días terribles post gobierno. Dios los agarre confesados.
