La oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta y uno de los hitos más celebrados en el campo de la investigación genética, habría cumplido hoy veinte años.
Su creador, el científico británico Ian Wilmut, afirmó en una rueda de prensa en Londres para conmemorar la ocasión que el desarrollo de tratamientos con células madre estaría dos décadas por detrás si no se hubiera producido aquel paso fundamental.
«Es probable que alguien hubiera llegado a las células madre pluripotentes inducidas (IPS, en inglés) por otros caminos, pero ese proceso, que es la clave para otras muchas cosas, se hubiera retardado varios años, quizás hasta veinte», afirmó Wilmut.
Dolly nació el 5 de julio de 1996 en un laboratorio del Instituto Roslin, en Edimburgo (Escocia), a partir del material genético que se extrajo de una célula adulta y se introdujo en un óvulo.
La existencia de la oveja no se divulgó, sin embargo, hasta 1997, cuando los científicos estuvieron seguros de que la oveja estaba sana e iba a sobrevivir.
La clonación de Dolly abrió un debate sobre la posibilidad de aplicar ese tipo de técnicas en humanos, un aspecto en el que hay que ser «muy cuidadosos», afirmó hoy Wilmut.