Usted tiene un gran talento, pero también suerte
«Si más gente reconociera su buena suerte seria mejor» Profesor Robert H. Frank
El profesor Robert H. Frank reflexiona sobre el papel de la fortuna en la vida.
Cuando crearon la famosa serie televisiva Breaking bad, a Bryan Cranston lo vino a ver la suerte. No porque lo escogieran para el papel protagonista, lo que convirtió en una celebridad a este actor de reparto de mediana edad, sino porque antes de que eso llegara otros dos artistas dijeron que no. El productor Vince Gilligan propuso el nombre de Cranston, pero los ejecutivos del estudio lo rechazaron porque querían a un intérprete famoso. Contactaron con John Cusak para hacer de Walter White y dijo que no, luego se lo propusieron a Mathew Broderick, que también lo rechazó. Y así, Gilligan volvió a poner a Cranston sobre la mesa, y el estudio lo acató.
Este es uno de los ejemplos que Robert Frank, profesor de gestión en la Universidad estadounidense de Cornell, analiza en un libro sobre la importancia de la suerte en los éxitos económicos o empresariales, una enmienda a la teoría del hombre 100% hecho a si mismo. La obra Success and luck. Good fortune and the Myth of Meritocracy (Éxito y suerte. La buena fortuna y el mito de la meritocracia), publicada el pasado mayo, aborda mediante estudios y múltiples ejemplos como muchos factores arbitrarios influyen en la carrera de las personas. No reconocerlo ahonda en la desigualdad.
«Las personas que han triunfado en los negocios han trabajado duro, pero deben recordar que han contratado a trabajadores que han sido formados en las escuelas públicas y que cuentan con la protección de las fuerzas de seguridad, y cuando triunfen, deben devolverle algo a la comunidad para que el siguiente grupo también prospere» explica el autor.
A uno no le importa reconocer la suerte de haber engañado a la muerte en un accidente, pero le incomoda admitir la importancia de lo aleatorio para los logros personales, como si en ese terreno no contará eso de estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Hay un trasfondo o una derivada política en este pensamiento, el que cree que los factores externos no le han ayudado, que todo lo logrado depende exclusivamente de sus méritos, ve menos relevante el papel de lo público.
«Admitir el peso de la suerte no significa que no haya esfuerzo y talento detrás de un éxito. Y esto importa porque los que se consideran personas hechas a si mismos sin ayuda tienden a ser menos generosos y tener menos consideración por el público» apunta el profesor.
«Uno de los datos que mas me entristecen es que los hijos más inteligentes de las familias pobres tienen menos posibilidades de graduarse que los menos listos de las familias rica» señala Frank.
El celebrado escritor Michael Lewis pronunció un discurso en la universidad de Princeton, en el que reconoció como logró su empleo en Salomón Brothers y aprendió todo sobre complejos productos financieros derivados, gracias a que se sentó en una cena junto a la esposa de un pez gordo de la entidad. De hecho según Frank,»el éxito a gran escala, no es común sin trabajo duro y talento detrás, puede haber algún ejemplo, pero es mínimo» apunta.
Definitivamente, el factor suerte también incluye donde uno ha nacido y, cuando mas pesa ese factor, peor funciona el llamado ascensor social, ese que permite a los trabajadores escalar en la pirámide económica.
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