La irrupción de más de 50 personas provenientes del barrio Macuto, la tarde de este domingo, con intensiones de invadir parte del terreno sobre el cual está construido el seminario Divina Pastora ocasionó, además del momento de tensión, un daño en la estructura que requiere un considerable monto de inversión.
Para ingresar, las personas involucradas perforaron parte de la cerca hecha de bloques que bordea las instalaciones y derribaron otra parte del muro, lo cual implica ahora la reparación de 35 metros de pared, tal como lo detalló el vicerrector de la institución perteneciente a la Arquidiócesis de Barquisimeto, presbítero Julio Zavarce.
Impera, para la seguridad de los 60 seminaristas, profesores y demás personal, la reparación del orificio abierto por los invasores, tarea iniciada, ayer, por un grupo de jóvenes que allí se preparan para ser sacerdotes.
Arreglar el resto de la estructura requiere un gasto mayor, por la extensión y los costos de los materiales como cemento, bloques y cabillas. Por eso, Zavarce pidió la colaboración de la colectividad.
Paralelamente, los rectores acordaron con la Guardia Nacional Bolivariana y Polilara el aumento de la vigilancia en los alrededores, sobre todo, durante la noche para evitar otros hechos de este tipo.
El último registro de un intento de invasión en el seminario data de hace más de dos décadas, cuando algunas familias quisieron ocupar el edificio El Teologado del seminario cuando este apenas se construía. No se concretó la invasión.
Hace tres meses, aproximadamente, sí se ejecutó una cerca del seminario, específicamente, en el sector Los Sauces, al lado de la capilla Santa Teresa. Donde estaba prevista la construcción de un ambulatorio ahora hay casas de láminas de zinc.
Hay carencias
El grupo compuesto por hombres, mujeres embarazadas y menores de edad que intentó apropiarse arbitrariamente de por lo menos una hectárea de tierra desprovista de edificaciones y ubicada dentro del perímetro del seminario Divina Pastora se justificó diciendo que vivían en condiciones de hacinamiento.
También, recordó el sacerdote a cargo, plantearon sus intenciones de “proteger” a quienes habitan en el seminario porque, según los invasores, el área, por ser boscosa, se presta como escondite para delincuentes.
Zavarce no pone en duda que, en efecto, las familias sufran necesidades económicas. Pero, defiende que el terreno es propiedad de la arquidiócesis y, pese a estar vacío, sobre este se han estudiado planes de explotarlo a través de la producción de hortalizas o para la construcción de más salones de clases o de una casa sacerdotal para los integrantes del clero que ya han cumplido su edad de servicio eclesiástico.
Mientras alguno de los proyectos se cristaliza, las áreas desocupadas y pretendida por la comunidad de Macuto es empleada como espacio de esparcimiento para los estudiantes, para quienes asisten a retiros espirituales y ha sido prestado la organización Scouts de Venezuela para la realización de campamentos.
Zona insegura
El seminario ha sido los últimos años blanco de constantes de hurtos. El vicerrector recordó que hace cerca de cuatro meses entraron y se llevaron un aire acondicionado y algunos bombillos. Antes, han hurtado instrumentos como carretillas y mangueras de riego e, incluso, se han apropiado de pinos sembrados en el jardín.