Hoy 5 de Julio la Asamblea Nacional, con motivo de conmemorarse el 205° Aniversario de la Firma del Acta de la Independencia de Venezuela, llegó al parlamento el dirigente político y abogado Américo Martín.
Martín en desarrollo de su discurso, manifestó que se puede luchar por una utopía, pero sabrá que se está luchando por lo que no existe, tomando como ejemplo hechos históricos. También resaltó que “el nacionalismo y el radicalismo, con frecuencia, fortalecen a quien quieren destruir”.
El dirigente político, lideró su proclama basándose en la historia, y así resaltar sus ideas y transmitir mensajes. “Pedro Primero fue un mandatario sobresaliente, pero con un extraña mixtura de absolutismo y de liberalismo; era un monarca absoluto pero respetuoso del parlamento, mucho más que otros que no son monarcas absolutos en lo formal e irrespetan al parlamento”.
“Francisco de Miranda se afilió a la masonería, pero en el contexto del conocimiento de su historia, estoy seguro de que lo hizo solo para aprovechar sus redes y mecanismo de comunicación rápida, en un mundo que no conocía de satélite y celulares para recuperar de forma instantánea la verdad, como por cierto ignoran varios árbitros electorales de nuestra abrumada Venezuela”, contó Martín.
Relatando un poco sobre la historia de Brasil, Américo Martín recordó uno de los momentos más emblemáticos del hermano país. “…Los golpistas siempre son así, invocan grandes causas, y estos dos mariscales brasileños, Deodoro da Fonseca y Floriano Vieira Peixoto, dieron un golpe de estado e invocaron la causa Republicana. Establecieron la República contra el imperio, e implantaron una dictadura militar. ¿Cuantas veces presenciaremos a lo largo de la historia mistificaciones como esas?”.
“Maquiavelo decía que a los hombres no hay juzgarlos por sus declaraciones de virtud. Pensemos en las frecuentes violaciones a constituciones y de los derechos humanos, que pretenden justificarse invocando superiores principios o mitos deplorables. El militarismo es una ideología, no es una fatalidad metía en el ADN de los uniformados, hay militares civilistas orgullos de su profesión, como también hay civiles militaristas amantes de la soluciones de fuerzas, y enemigos de la democracia” explicó.
Continuando su discurso en cuanto al tema militar, Marín manifestó que no quisiera que sus palabras sobre la historia de Brasil lo interpreten como que es enemigo de los militares. “Creo en la conveniencia de contar con una fuerza armada cuya función considero decisiva en los términos consagrados en la constitución. Creo que cuento con una fuerza armada profesional muy bien preparada para el ejercicio de sus delicadas tareas; que sean militares civilistas, institucionalistas, listos para defender al país cuando peligren la democracia, la integridad territorial y la soberanía de la patria”.
Indicó que mantener la unidad es la premisa básica de cualquier cosa. Además habló sobre el diálogo verdadero y señaló que “la flexibilidad política es infinitamente mejor que la intransigencia, quien dialoga en serio no pretenderá aplastar al otro o engañarse, engañando al otro. Dialogar en búsqueda de grandes acuerdos puede ser la salvación de un país”.
Hizo referencia a las negociaciones entre Colombia y las Farc y añadió que ¿por qué pueden negociar en Colombia con enemigos de 52 años de guerra y en Venezuela no se puede negociar por diferencias? “Naturalmente hay diálogos serios y diálogos pocos serios, los primeros son necesarios, los segundos, inaceptables. El Revocatorio es innegociable”, puntualizó. “El país parece haberse casarse con el revocatorio, y como tal debe respetarse. Una imprudencia al respecto podría encadenar tormentas. La tragedia social en Venezuela reclama cambios”.
“La Asamblea Nacional es el poder más importante, abolirla, menoscabar sus atribuciones o desconocer sus actos privativos, son delitos por los que debe responderse”.
En cuanto a los presos políticos Martín exclamó: “¿Acaso decisiones como la de los presos políticos no pueden emanar unilateralmente del Gobierno en pretensión de someterlas a la condición de sacrificar derechos constitucionales? se preguntó. “Las opciones son sencillas, acatar la Ley de Amnistía o abrir por decisión ejecutiva, las cárceles”.