Sin miramiento alguno hacia el rival que encantó a todos en la Eurocopa, Francia aplastó 5-2 a la debutante Islandia y los anfitriones se plantaron en las semifinales tras su mejor despliegue de todo el torneo.
Olivier Giroud lideró la implacable embestida al anotar dos goles y asistir otro para que Francia sacase cita para enfrentar a Alemania en una semifinal que se disputará el próximo jueves en Marsella. Paul Pogba, Dimitri Payet y Antoine Griezmann marcaron los otros tantos de Les Bleus.
El discurso francés en los días previo a la cita en el Stade de France estuvo impregnado por frases de que no podían tomarse a la ligera a los islandeses, pues el conjunto nórdico dio la sorpresa mayúscula al dejar en el camino a Inglaterra. Había que golpear temprano, insistieron los franceses.
Dicho y hecho. Giroud le ganó las espaldas a los zagueros islandeses y puso en ventaja a Les Bleus a los 12 minutos con un magnífico disparo rasante de zurda tras recibir un pase en elevación servido por el volante Blaise Matuidi.
Fue el primer gol francés antes del descanso en esta Euro 2016, en el que se habían acostumbrado a ganar sus partidos en la agonía de los partidos o remontando el marcador.
Acabaron facturando tres más en los primeros 45 minutos, con lo que anestesiaron el ímpetu del equipo que a lo largo de tres semanas causó sensación con su admirable historia de representar a una nación de 330.000 habitantes, la más pequeña en participar en una de las grandes citas del fútbol.
Gobernando en la cancha a su antojo, Francia puso el 2-0 mediante un cabezazo de Pogba, el primer gol del habilidoso volante en el torneo.
El ensañamiento francés se acentuó a los 43, cuando Dimitri Payet clavó un zurdazo cruzado desde fuera del área y Griezmann —también con la izquierda— añadió el cuarto al elevar sobre el arquero tras un pase de Giroud.
En la celebración de la cuarta anotación, Payet se puso de rodilla para besarle el botín a Griezmann.
Francia se divertía en su casa, y con justificación. En el banco de Islandia, en cambio, los técnicos Lars Lagerback y Heiimir Hallgrimsson miraban estupefactos el desmoronamiento de los sueños y las ilusiones.