La organización ambientalista Greenpeace afirmó el lunes que la muerte de un oso polar es un caso testigo de las condiciones inadecuadas en las que viven los animales en los zoológicos argentinos.
El oso llamado Arturo, que murió la víspera en el zoológico de Mendoza, situado a 1.189 kilómetros al oeste de Buenos Aires, era el único ejemplar de su especie que vivía en cautiverio y había sido protagonista en 2014 de una campaña en las redes sociales que reclamaban su traslado al Assiniboine Park Zoo de Canadá luego de que se observaran muestras de decaimiento y depresión en su comportamiento.
«Arturo fue un caso testigo. Esperamos que sea el último oso polar retenido en un zoológico de nuestro país y que su caso obligue a las autoridades a rever la situación de las demás especies exóticas que sobreviven en su misma situación» dijo Soledad Sede, del equipo de campañas de Greenpeace.
La ambientalista señaló que «no era el único animal en cautiverio y en pésimas condiciones sino sólo un ejemplo más de cómo funcionan actualmente la mayoría de los zoológicos de nuestro país, priorizando la exhibición con fines comerciales».
El animal tenía casi 31 años y había llegado al zoológico de Mendoza a los ocho.
En las redes sociales los usuarios lamentaron la muerte del oso, considerado por muchos ambientalistas «el animal más triste del mundo».
«Hoy es un día triste para quienes amamos a los animales. Basta de zoo, son lo peor que hay», tuiteó @AndreaBelenMas. «Ya eres libre, #FreeArturo #OsoArturo», dijo a su vez @AdrianaCobella.
La organización ambientalista pidió tiempo atrás que Arturo fuera trasladado a un centro de conservación en su ecosistema de origen pero una junta de veterinarios consideró que el oso no podía afrontar el viaje de relocalización.
En el contexto de esa campaña, que cuestionaba que el animal continuara alojado en un zoológico donde en verano se alcanzan temperaturas superiores a los 30 grados centígrados, la cantante Cher, reconocida activista a favor de los derechos de los animales, le reclamó por Twitter a la entonces presidenta Cristina Fernández que tomara cartas en el asunto para liberar al oso.
Las autoridades mendocinas informaron que el animal murió como consecuencia de diversas complicaciones de salud producto de su avanzada edad y destacaron que tenía de «un promedio de vida superador a lo habitual de esta especie, en un contexto de encierro».
Arturo era el único oso polar en cautiverio de Argentina tras la muerte en 2012 de su pareja.
Humberto Mingorance, secretario de Ambiente de Mendoza, reconoció en declaraciones al canal de cable Todo Noticias que el zoológico de esa ciudad está superpoblado y que muchos animales deberían ser derivados a lugares más saludables.
«Hay cerca de 2.000 animales… manteniendo una cantidad razonable no deberían quedar más de 600 y el resto deberían ser trasladados a granjas reeducativas y santuarios», afirmó.
Señaló además que «hay un cambio de paradigma en Argentina en cuanto a la relación de los animales con los seres humanos. Los animales ya no son centro de atención y los seres humanos tienen que ocuparse de ellos… en aquellos lugares donde puedan vivir dignamente».
Un ejemplo de esta nueva tendencia que se abre paso es la decisión del gobierno de la ciudad de Buenos Aires de desmantelar el zoológico municipal para convertirlo en un parque ecológico dedicado a la conservación y estudio de distintas especies. La idea es reubicar a la mayoría de sus 1.500 ejemplares en santuarios y reservas naturales y dejar a aquellos que por sus condiciones precarias de salud o avanzada edad no puedan afrontar un traslado.