MiTapuy es un taller experimental de arte que va dirigido a niños entre 7 y 13 años, sin embargo han recibido en su función, infantes de menor edad.
El concepto del nombre del taller, nace de la palabra pemona ‘tapuy’, cuyo significado etimológico es ‘casa’. “Se llama Mitapuy porque es mi casa, y los valores empiezan por el hogar”, indicó Ricardo Marapacuto, coordinador general del Instituto Municipal de Cultura y Arte (IMCA).
MiTapuy nace luego de que la institución observara, en sus actividades rutinarias dentro de las parroquias (presentación de cine bajo las estrellas, teatro móvil y las múltiples ocupaciones en los diferentes recintos), que cada espacio comunitario requiere que se le desempeñen sus propias necesidades de transformación.
“Nos dimos cuenta de que, en alguna manera, las actividades que siempre llevamos transforman durante un momento y queríamos dejar algo más sólido, que modificara el presente para tener un mejor futuro”.
Dentro de la actividad, un especialista realiza un conversatorio acerca del significado de los valores, y la transformación del propio ser para cada uno de los participantes. Los expertos relatan que en cada una de las comunidades hay diferentes necesidades, y por ende el cambio es distinto; es decir, el taller siempre muta a las carencias de la colectividad sin seguir un guión, se va adaptando al momento y las circunstancias.
Los niños escuchan y hablan acerca del amor, el respeto, la familia, el encuentro, la ciudadanía y la solidaridad.
El aprendizaje ha sido integral, tanto positivo donde los niños logran hacer una catarsis por lo que sienten con sus padres, de forma positiva y negativa, lo que permite una enseñanza para todos, que demuestra qué problemas hay que atacar y cómo. “Más hemos aprendido nosotros de ellos, que ellos de nosotros”, expresó Marapacuto.
“Un día estábamos en Concepción, donde un niño dibujaba a su padre grande y él a un lado pequeñito, abrazándolo. El especialista le comentó a su padre ¿Qué cree usted que significa esto? Y se dirigió a abrazar a su hijo, quien se dispuso a llorar porque era algo que nunca hacía. La actividad sirvió para que ese niño expresara, sin palabras, algo que tenía guardado”.
En una actividad realizada en Barrio Unión, donde el foco principal fue el respeto, una niña indicó que ella sabía qué era el respeto y también conocía la falta de respeto. “Una persona que no tiene respeto es como mi tío, porque en las noches entra a mi cuarto y al de mi hermana y nos toca con mucho cariño, y eso me parece que no es tener respeto”.
Ante este tipo de situaciones, que resultan alarmantes, los organizadores buscan la forma de explicarle a los niños qué debe hacer y cómo recurrir a sus representantes.
“Dos horas más tarde dentro del taller la niña de apenas seis años, nos informa que se tiene que retirar porque acompañará a su madre a beber. En definitivo, hay que abordar a los padres”.
De esa experiencia surge la segunda fase del taller. Luego del conversatorio, tras comprender los valores, un especialista en artes plásticas realiza una intervención sobre lo que los participantes sienten, qué les quedó de la charla y comienzan a pintar.
El IMCA tiene como meta (en la segunda fase) llegar a 500 intervenciones, para que el 21 de octubre de este año muestren en una exposición colectiva, cada una de las pinturas de todos los niños que participaron, a sus representantes.
“Ese día el taller es para los padres, se mostrarán las obras de los niños, y mediante fotografías y videos, cómo fue su ejecución. Llevaremos unos psicólogos para que hagan una charla con sus representantes, y de esa manera entiendan que sus hijos están pidiendo a gritos, un montón de atención y colaboración”, dijo Marapacuto.
Cada uno de los promotores culturales de las comunidades, son quienes hacen posible dicha labor, puesto que se encargan de ubicar a los niños y hacerles los seguimientos; y además, se invita a aquellos que requieren de mayor apoyo, a participar en otros talleres.
Mitapuy inicio con sus proyectos hace mes y medio, por los momentos han visitado nueve comunidades, entre ellas: La Carucieña, Barrio Unión, Zanjón de Barrera, Tamaca, Lomas de León y Juan de Villegas; además de tres escuelas.
Cualquier colectividad o escuela que desee solicitar la actividad, simplemente tienen que comunicarse a través de las redes @CulturaBqto. El único requerimiento es un espacio donde ejecutar el taller y un máximo de 20 niños.
“En la transformación de la ciudadanía, el arte va a ser un gran impulso; en cada una de las actividades nos encontramos negociando la paz. Mientras más agentes de transformación tengamos sentimos que allí estamos haciendo nuestra labor, y de ahí nace el seguimiento que les hacemos. En los más chicos es que sentimos que tenemos que sembrar esa semilla”, añadió Marapacuto.
¿Cual es el valor que más hace falta?
“Nos hemos dado cuenta que a nuestros niños les hace falta amor, sobre todo en las comunidades, haciendo un compendio, porque existen cantidad de niños llenos de amor y de felicidad. Pero en algunos sentimos esa carencia de amor, comprensión, y un abrazo.
Del amor se desprende el resto, ya que trae consigo el respeto, la ayuda y la amistad. Y no es algo que solo falta en los niños, sino en todos nosotros como ciudadanía.
Mi mensaje es para todos los padres, que recuerden que alguna vez fueron niños, y como adultos, sabemos qué es lo que nos hizo falta y qué tuvimos de sobra, y de esa manera conocemos qué les podemos dar a nuestros hijos.
«Todos los padres debemos comprender que fuimos niños, y que el niño interior no es el que llevamos dentro, es el que está frente a nosotros y es nuestro hijo”, respondió Ricardo Marapacuto.
