Comprar un simple pan canilla en Venezuela ya no es tarea sencilla. A fin de adquirirlo, se requiere de al menos cuatro billetes de la mayor denominación. Si se toma en cuenta que uno de estos sólo alcanza para dos comidas y que en un núcleo familiar se requerirían hasta tres, la forma de pago se vuelve compleja.
Cada vez los venezolanos necesitan portar mayor efectivo para realizar las transacciones. Los especialistas, desde la misma propuesta del “Bolívar Fuerte”, han asegurado que el cono monetario no se ajusta a la realidad económica del país lo que tampoco ocurre en la actualidad, con los altos índices inflacionarios.
Los expertos subrayan que se necesita actualizarlo, pero los venezolanos lo sienten en el bolsillo, y aunque se rumora que el Ejecutivo Nacional planea anunciar en las próximas semanas la emisión de nuevos billetes, se pone en duda que correspondan a la demanda del país.
Estos podrían ser de Bs. 500 y/o Bs. 1.000. Sin embargo, la comisión de asuntos financieros de la Asamblea Nacional (AN) ha exhortado al Banco Central de Venezuela (BCV) a que haga lo mismo, pero con billetes de Bs. 5.000, planteamiento que coincide con análisis de expertos como Ronald Balza Guanipa, economista y docente de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), quien refiere que según norma internacional el billete de mayor denominación de una economía debería ser la sexta parte del salario referencial en el país, que en Venezuela es el salario mínimo integral de Bs. 33 mil aproximadamente si se suma el bono de alimentación.
Sobre el cono monetario venezolano, Balza Guanipa expuso: Es indispensable que tengamos billetes de 5.000 y que además tengamos reglas claras que digan cuándo y cómo el Gobierno debe actualizar el cono monetario.
Detalló que para este fin debe existir información periódica e inmediata sobre indicadores económicos, con la cual no se cuenta. Expuso que al desconocerse la tasa de inflación, por ejemplo, es complejo realizar evaluaciones.
Por su parte, Orlando Zamora, exjefe de división de la unidad de riesgo cambiario del BCV, explicó que el cono monetario tiene como fin facilitar medios de pago a los ciudadanos. Asimismo, recordó que el dinero no sólo sirve para realizar transacciones, sino que también es un depósito de valor, “pero el Estado pretender atribuirle acumulación de valor a la moneda, la cual no la tiene”.
La promesa de fuerza
En opinión de Zamora, la debacle de la moneda inició en 1998, al ensayarse la propuesta de “Bolívar Fuerte”, mecanismo que sólo suprimió tres ceros a la moneda, para ingresos y egresos, por lo cual el efecto fue nulo.
Señaló que, por el contrario, no hubo un fortalecimiento de la moneda. Años posteriores se había argumentado la posibilidad de tener el respaldo del dinero circulante y se le hizo caso omiso a ese escenario.
“La realidad actual demuestra que la caída del poder de compra, se debe a que se trata de una moneda sin respaldo”, subrayó el exBCV quien explicó que al cierre de junio de 2016, la liquidez monetaria sobrepasó los Bs. 5 billones 400 mil, mientras que las reservas internacionales siguen en descenso, por el orden de los $12 mil millones, por lo cual no existiría un respaldo para dicha masa monetaria.
Sentenció por tanto que la idea planteada de “Bolívar Fuerte”, fue sólo “una campaña promocional”, cuya única virtud fue hacer más ágil los pagos.
Balza Guanipa expuso que la política de suprimir los tres ceros se desarrolló cuando algunas piezas ya debían salir de circulación. “Eran monedas de poco valor, que complicaban el movimiento de efectivo”.
La emisión fue muy costosa, incluso más cara que la de billetes. Se sabía que tendrían una duración corta, porque perderían valor rápidamente, ya que el gobierno tampoco hacía nada para detener la inflación.
No obstante, no se ha vuelto a ajustar el cono monetario y el billete de mayor denominación, lo que ha representado “grandísimos problemas”, ya que ni un kilogramo de queso se puede comprar con este.
Reimpresión de la moneda
El exjefe del BCV apuntó que se reimprimieron monedas de muy baja denominación (Bs. 0, 10, Bs. 0,50 y otras) con la “pretendida idea de que estas serían tan poderosa como la de otros países”. Sin embargo, la realidad ha sido contraria y en apenas ocho años el bolívar registró sus niveles más bajos.
-El bolívar es una moneda que no la quiere absolutamente nadie, porque no tiene respaldo.
Realidad del cono
Zamora subrayó que la realidad ha demostrado que el cono monetario ha sido superado por los precios y una muestra de ello es que tampoco se emplea dinero acuñado. Las denominaciones de Bs. 5 y Bs. 10 tampoco tienen uso ni propósito.
Explicó que el excesivo aumento de los precios, ha demandado grandes volúmenes de dinero, por lo cual el número de unidades monetarias a emplear para efectuar los pagos es “extrema”.
-Todo esto presiona para que de una vez por toda, el gobierno ceda en su actitud de no querer admitir la realidad monetaria.
Manifestó que en el país ya habrían billetes de Bs. 200, Bs. 500 y Bs. 1.000.
Recordó que existen múltiples problemas en el uso de cajeros, pago en dinero en efectivo y otros. La situación, en sí, genera distorsión de los medios de pago.
Esquema para otras economías
Al describir las características del cono monetario del Bolívar Fuerte, Zamora señaló que este fue muy amplio y que era propio de una economía súper desarrollada en la cual el céntimo tiene poder de compra.
Sistema similar se implantó en Venezuela, sin embargo, por la pérdida de valor, las monedas no tienen uso.
Venezuela copió el modelo estadounidense, pero, con una inflación de 180% razón por la cual el cono monetario, cada vez tiene menos sentido.
Subrayó que la máxima moneda venezolana es casi el 94% de un céntimo de dólar, por lo cual carece de representatividad alguna. “Permite sólo adquirir par de lonjas de queso, un carmelo, pero no un pan”, expresó.
Zamora calificó como “obstinante” la persistente actitud del gobierno por no admitir la “brutal caída del bolívar”, que además ha perdido referencia, ya que la liquidez, impresión sin respaldo para asumir el déficit fiscal, destrozó el poder de compra del bolívar.
Expresó que las reservas internacionales registran su más bajo nivel en los últimos 30 años, por lo cual se tiene dinero en cantidades excesivas, pero sin poder de compra.
Medida inevitable
Zamora calificó como una medida inevitable, que se reimpriman billetes de mayor denominación, al menos de Bs. 2.000. No obstante, el gobierno se niega a dar sensación alguna de debilidad.
Comentó que ese dinero ya estaría impreso y en Venezuela. No obstante, resta la “decisión política” del actual gobierno, que mientras más retardada más incomodidad genera en la población.
Sobre la impresión de los billetes, fuera de la Casa de la Moneda, Zamora recordó que para 2007 el BCV realizó una importante inversión en maquinarias avanzada, asesorado por las casas de inversión Suiza.
A largo plazo esta medida significaría reducir los costos de inversión, pero en el mediano plazo se sobrevaloró el bolívar, en conjunto con la caída del ingreso petrolero, con lo cual la moneda se distanció ampliamente del tipo de cambio.
Si se toma en cuenta que los costos de impresión, incluso haciéndolo desde Venezuela, son costosos debido a que los materiales son importados, la idea de producir billetes baratos, desde el territorio nacional, desde un principio, se ha visto trastocada.
Sobre el actual rumor de la emisión de nuevos billetes, de mayor denominación, el también docente de la UCAB apuntó que esta información no debería ser rumor, sino que el BCV debería aplicar una política comunicativa directa y transparente. “Cuando la política comunicativa es no información, sino publicidad, se cae en un grave error”.
Balza Guanipa subrayó que los billetes de Bs. 500 y Bs. 1.000 llegarían con retraso a la economía venezolana, por lo cual se mantendrían los mismos problemas.
Actualizar el cono monetario les permitiría bajar sus costos de emisión, sino también problemas del sistema bancario y de los usuarios con el manejo del efectivo. Destacó que la actual conformación ha generado múltiples problemas en las transacciones en Venezuela.
Esto también ha tenido consecuencias en la economía “subterránea”. Citó el caso del contrabando de billetes hacia Colombia, con lo que el Gobierno Nacional no sólo niega los problemas que esto genera, así como el contrabando de bienes y gasolina, sino que también penaliza a la población al no emitir billetes de mayor denominación, con argumentos que siguen sin resolver la problemática.
Se “venden” ideas ineficientes
“Estamos en el peor de los casos porque se combinaron los peores factores de la administración económica… La pobre moneda es la que refleja caos como el inflacionario, pero no la responsable”, comentó el exjefe del BCV, quien apuntó que el Gobierno Nacional ha vendido ideas que no son efectivas. De nuevo cita el caso del “Bolívar Fuerte”.
-El Estado vendió la idea de que el bolívar se fortalecería con una medida netamente administrativa, ya que al quitarle tres ceros, sólo se simplifica el sistema de pago.
Se “vendió” la medida como un relanzamiento del bolívar, con una campaña con un monto de inversión de casi Bs. 600.000.000, a fin de publicitar la “conquista de una nueva economía, a través de un bolívar con más poder”.
La recuperación económica que pudo haber vivido Venezuela, se destruyó, por las medidas económicas formuladas por el gobierno, entre estas “imprimir una excesiva cantidad de bolívares”, lo que “hizo estallar el sistema de precios.
Manifestó que una economía con Bs. 5 billones en circulación, es una economía colapsada, ya que las reservas internacionales caerán próximamente a menos de $12 mil millones.
Lamentó que la economía no haya solidificado su aparato interno ni aumentado su capacidad de producción. Expresó que en el proceso hubo un ligero aumento del Producto Interno Bruto, pero la desordenada política generó altísimos niveles de inflación, con lo que se dejó a un lado el poder de compra del bolívar.
El verdadero culpable
Al consultarle a Balza Guanipa si sería la inflación la causante de que el cono monetario no sea efectivo, estimó que “el culpable es el gobierno”, que “empujó la inflación a los niveles actuales y atribuyó las causas de esta a la especulación”.
Destacó que la gestión del gobierno sólo ha “dado oportunidad a los especuladores para hacer grandes negocios”.
En este sentido, explicó que la inflación ha tenido como causas fundamentales una política monetaria inaceptable, apoyada en tipos de cambio insostenibles, generando gran corrupción y costos a las empresas. También ha mantenido los controles de precio que han “destruido la capacidad de producción” y “creado dependencia de mercados paralelos e ilegales”, cuyos precios suben aceleradamente.
En opinión de Balza, la culpa es entonces del Gobierno Nacional, ya que la inflación es consecuencia de las políticas del gobierno, que también “obliga al venezolano a vivir con una economía distorsionada y con una enorme cantidad de billetes para hacer compras sencillas”.
Expresó que si el gobierno considera que no se apreciará la inflación,al no emitir billetes de alta denominación, está equivocado. “La inflación se nota en los precios y la cantidad de papel denota otro problema”, expresó.
La moneda relegada
Respecto al uso de la moneda, como instrumento de pago, con uso y fin propio, Zamora expresó que esta ya no tiene razón porque alcanza para poco.
Expresó que cuando su valor es intrínseco al valor de la economía, quien le da fortaleza es misma economía. La acumulación de recursos y reservas, los niveles de exportación y el crecimiento de la economía la impactan entonces.
En tal sentido, expresó que la moneda misma expresa la debilidad de la economía, tal y como se aprecia ahora.
La ruptura con mecanismos de ahorro e intermediación de divisas, así como las limitadas condiciones del sector privado, se reflejan directamente en la moneda. “Evidentemente existe una total aberración con respecto a la moneda venezolana… La moneda se deja en el suelo. La gente no las recoge sino que las deja a un lado porque no encuentra nada que hacer, se desprecian los pagos con esta”.
Señaló que se trata de efectos de una economía que se viene cayendo aceleradamente.
Insistió que es el cono monetario expresa una realidad económica y social de un país.
Devaluación en Venezuela
Al tratar sobre devaluación, el economista Zamora, expresó que la más reciente ocurrió cuando se aplicó el nuevo sistema cambiario, (Dicom y Dipro), que calificó como “la más brutal de las devaluaciones de la historia venezolana”.
-El bolívar jamás había entrado en condiciones de pérdida de valor. El proceso de devaluación se hace más profundo en esta oportunidad porque se le quitaron recursos al sector privado, a fin de que estos fueran administrados por el sector público.
PDVSA ocupó el 60% de los flujos cambiarios, reorientándolos, de acuerdo a su criterio, para hacer con los recursos lo que creyó conveniente, creando empresas improductivas. También transfirió recursos a otros países, los cuales no ayudaron a la economía venezolana.
El sector privado se vio sensiblemente disminuido. Con las actuales condiciones, deplorables, dicho sector hubiera conservado el ahorro en monedas extranjeras y contaría con la posibilidad de cubrir los gastos urgentes.
Subrayó que en Venezuela se han registrado cuatro violentas caídas del petróleo, pero con estas no habían desaparecido insumos ni materias primas. “Nos hicimos más dependientes del exterior, pero en estos casos, caía la economía, el ingreso del Estado, pero el sector privado conservaba sus divisas”.
En la actualidad ese sector mermó su capacidad de ahorro, al tiempo que lo hizo el propio BCV, al igual que las reservas, que eran dispuestas en momentos contingentes y para importaciones estratégicas.
Balza Guanipa subrayó que las devaluaciones son relaciones de cambio que se deben realizar en momentos necesarios, como para corregir problemas de balanza de pago o déficit fiscal y cuando estas decisiones no se toman a tiempos, “la víctima es la población” que debe sopesar problemas de desabastecimiento como el actual.
-Pero lo que el gobierno ha hecho no ha sido devaluar la moneda en lo amplio del término, sino permitir la existencia de un mercado paralelo y asignar billetes según su preferencia.
Calificó las medidas económicas como “mecanismos de reparto” y no como política monetaria.