El propietario del Supermercado Supercerrajones describe su rutina diaria como una agonía, no es fácil el estilo de trabajo que ahora lleva porque diariamente le toca “enfrentarse” a una multitud de personas frente a su local, que anhelan obtener un producto de primera necesidad.
El comerciante asiático dice que habitantes de Los Cerrajones, Ruiz Pineda, La Lucha, La Carucieña y Cerritos Blancos se sitúan frente a su local desde las 4:00 de la madrugada. A la hora de su llegada, alrededor de las 7:00 de la mañana, ya hay más de un centenar de personas que comienzan a gritar con desesperación para que inicien las ventas.
Adentrarse en la multitud para llegar hasta la entrada de su negocio y subir la santamaría es todo un reto.
Luego le toca el turno a los empleados. Una de ellas, que tiene tres años en el local, dijo que debe aceptar insultos que van desde “bachaquera” para arriba. “Cuando llego no me dejan entrar, me dicen groserías, bachaquera, ladrona, me gritan que voy a ir presa” manifiesta la cajera. Sus compañeros opinan lo mismo.
El propietario explica que siente temor cuando llega un camión con productos regulados.
“Es un problema porque pueden saquear el camión o querer entrar y acabarme con el negocio”.
Para apaciguar la angustia, pide apoyo a la Guardia Nacional a fin de que escolte al camión desde antes de la llegada al abasto.
“Esta semana venía un cargamento de azúcar, el ayudante del despachador se vino en un ruta con las guías, después nos pusimos de acuerdo con los motorizados de la Guardia para buscar el camión en un punto y poder llegar bien al negocio”.
Hechos como el ocurrido este miércoles, cuando la gente se alborotó porque se acabó el azúcar y pañales, ponen tenso al comerciante y los trabajadores. La Guardia arremetió contra las personas, a varias mujeres le halaron el cabello y a los hombres los golpearon, hechos que fueron grabados y fotografiados por los medios de comunicación.
El chino dice que tampoco está de acuerdo con las actitudes violentas de los funcionarios porque ante todo deben respetar la integridad de sus clientes, pero “a veces la situación se sale de control”.
El comerciante también hace referencia a las bajas ventas. Cuando la multitud está frente al local, la santamaría permanece abajo por ende el resto de los consumidores se abstiene de entrar a comprar cualquier otro producto. Sumado a eso, el racionamiento de luz desde las 7:00 hasta las 10:00 de la mañana, también contribuyen al descenso considerable de las ganancias.