Como la típica historia del patito feo que se convierte en cisne se encuentra el centro de salud de una las zonas más importantes de la ciudad. Al menos 6 años tiene esperando tanto los trabajadores como la comunidad de La Carucieña que el ambulatorio se convierta en un hospital tipo I.
La nueva edificación se ve concluida por el exterior, sin embargo internamente luce incompleta. Si bien las puertas de lo que parece ser una emergencia están abiertas, en el recinto creado hace poco no está funcionando tal servicio; por el contrario, se mantiene siendo parte de la cara que se le da a quienes visitan el ambulatorio mostrando a simple vista que es necesario un cambio en el lugar.
Las adyacencias del mismo refleja que aún faltan detalles por terminar, lo que además da a entender la razón de por qué no se abre el estacionamiento que se encuentra por esa parte, mostrándose así un poco solo el espacio, tanto afuera como adentro.
Por supuesto, el tiempo que se han tomado para construir y concluir el nuevo edificio ha sido motivo de comentarios referentes al dinero destinado para la obra, lo que ha generado que un grupo de personas como el Frente Anticorrupción se encargue de averiguar sobre los recursos que Corpolara, ente encargado de la construcción.
Problemas
El déficit que se pueda tener en personal no se compara a las deficiencias que se tienen en cuanto a los fármacos y equipos médicos, lo que genera que muchos de los casos que acuden al centro de salud, sean remitidos al Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, situación que no debería existir debido a que el ambulatorio es uno de los más importantes y contrario a como está funcionando ahora que contribuye al colapso del hospital central, debería servir para descongestionar el mismo.
La maternidad del lugar es uno de los espacios que medianamente se mantiene; aunque igual que todos los centros de salud, tiene sus deficiencias en cuanto a insumos. “Lo que se tiene es solo para ser usado en las emergencias, son pocos los yelcos u otros materiales con los que contamos como para usarlos en otras cosas”, dijo uno de los laboristas que no quiso ser identificados.
Por su parte los pacientes no tienen quejas que sean desconocidas para la mayoría de los venezolanos. Si bien algunos pueden ser atendidos, no son surtidos de los medicamentos como se hacía anteriormente, por lo que se ven en la obligación de acudir a las farmacias para lograr cumplir con el tratamiento que sea asignado.