La incertidumbre por el paradero de Jesús Javier Veleño Túa terminó, ayer en la mañana, cuando oculto entre los matorrales del sector III de Las Axaguas, en el municipio Palavecino, encontraron el cuerpo sin vida del joven de 25 años, tendido boca arriba y con un orificio de bala que entró en el área maxilar y salió en la parte superior de la cabeza.
La búsqueda pudo haberse extendido por más tiempo de no ser porque en una de las parcelas de la zona hurtaron dos máquinas desmalezadoras y uno de sus propietarios, al percatarse de que los delincuentes salieron corriendo hacia la quebrada ubicada a unos 80 metros de la vía principal del sector, se asomó y vio el cadáver.
El viernes 24 de junio fue la última vez que los familiares vieron a Veleño Túa.
Preocupados porque no llegaba ni a su casa en Barquisimeto ni a la de ningún familiar su pareja y parientes comenzaron a buscarlo. Primero, en los lugares donde creyeron que se alojaría y, luego, en las comandancias policiales y en los centros asistenciales sin tener éxito.
No se imaginaron, sin embargo, que la búsqueda finalizaría, ayer, en una zona cercana a la vivienda de una de sus hermanas, ubicada en el sector Valle Campestre de La Mora, también dentro de la circunscripción de Palavecino.
El muchacho vestía la misma ropa con la que salió de su casa hacía dos días, un pantalón azul y un suéter del mismo color, pero de tono más oscuro.
Para el levantamiento del cuerpo y verificación de la escena acudieron al sitio funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Antes de la llegada de los sabuesos, al lugar se acercó una hermana y el padre del occiso, quien, desconsolado, se cuestionaba la razón por la que habían asesinado a su hijo.
Sospechas
Su esposa, deshecha en lágrimas, le recordaba cuánto lo amaba al cuerpo inerte del padre de su hija de un mes de nacida. “Te quiero, mi rey, te amo”, repetía. A ratos, en impulsos de ira le reclamaba no haber atendido a sus advertencias de no confiar en nadie, incluso en sus conocidos porque “nadie es amigo de nadie”, gritaba convencida.
La mujer decía entre sollozos que, el viernes, cuando lo vio por última vez Veleño Túa le notificó que iría a comprar pañales para la bebé recién nacida, pero se rehusó a que lo acompañara. También, manejaba la versión de que su esposo había salido de fiesta con unos amigos, pero, después de haber consultado entre el grupo, los relatos de estos no coincidían.
Al momento del hallazgo Veleño no llevaba consigo el teléfono de alto valor de su propiedad. Sin embargo, no se ha esclarecido si el asesinato ocurrió por resistencia al robo o por otra causa.
Además de la niña de un mes de nacida, se conoció por medio de un familiar que Veleño Túa tenía otro hijo, también menor de edad, pero procreado con otra mujer.
Soledad peligrosa
El sector III de Las Axaguas está compuesto mayormente por terrenos de siembras, cuyos dueños no habitan las casas y solo van para cumplir labores de mantenimiento, razón por la cual la zona suele ser solitaria.
De modo que la inseguridad no inquietaba en demasía a la comunidad. Hasta hace unos meses, cuando algunos fueron víctimas de hechos delictivos.
En 20 años de haber adquirido la porción de tierras ubicadas frente al lugar donde fue encontrado Veleño Túa, una de las propietarias no recuerda reportes de crímenes como el registrado este domingo y tampoco habían sido hurtados, como ocurrió ayer cuando dos sujetos se llevaron las dos desmalezadoras con la que se disponían a limpiar la parcela.
Además, según comentaron algunos vecinos, hace poco robaron a una muchacha y recientemente encontraron un cuerpo en descomposición en la quebrada de Agua Salada, adyacente a Las Axaguas.
Dada la sucesión de casos, la misma mujer reclamaba molesta: “Aquí, nos roban, nos matan y la comunidad no apoya”. Alertaron también a los cuerpos de seguridad para que ejecuten patrullaje en la zona.
