#ESPECIAL INFOGRAFÍA El pan de cada día ya dejó de ser nuestro

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En la casa del señor Orellana viven cinco personas, él con su esposa y tres hijos, el menor de nueve años de edad. La mañana de este martes 21 de junio estaba en la cola de una panadería ubicada en la avenida Los Leones, con un pan canilla en la mano, mientras tanto contaba el dinero con el que pagaría: tres billetes de cien bolívares, uno de cincuenta, uno de veinte y uno de diez, Bs. 380 por el pan que partiría en cinco pedazos para la cena de ese día: “Y mañana veremos”, dijo al cliente que estaba detrás en la fila.

Estaba asombrado y tenía muchos motivos para estarlo. El precio principalmente, pagó por un pan lo equivalente a seis horas de trabajo, casi el total de su jornada del día.

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También lo sorprendió que condicionen la venta del pan, uno por persona. Además solo está disponible a dos horas del día, a las 8:00 de la mañana y a las 6:00 de la tarde, los únicos momentos en que se forma un rebullicio en el establecimiento debido a la desesperación de los clientes por tener la fortuna de comprar una pieza.

Esta historia se repite en la mayoría de las panaderías de la ciudad, en el resto no venden pan.

“Cuando voy caminando por la calle me preguntan en dónde conseguí pan, es como si cargara un mercado en la mano, es como oro”, dice riéndose Yanis Crespo, quien caminaba con el pan envuelto en una bolsa transparente. Y es que ante la escasez de harina de maíz para la tradicional arepa, el pan se convierte en “el salvador”.

¿Hasta dónde vamos a llegar? Se preguntan los barquisimetanos embebidos en una profunda preocupación popular, que como el resto de los habitantes del país, sufren la crisis económica a punto de convertirse en hambruna, no hay respuesta para esa pregunta, el panorama parece nunca aclararse.

La variedad desapareció

Era común escuchar al cliente gritar del otro lado del mostrador: “deme tres sobados tostaditos” o “me da dos de ajonjolí blanquitos” mientras señalaba la bandeja que acababa de salir del horno.

-Ahora no puede haber exigencias de ningún tipo, sólo dos tipos de pan se consiguen, la canilla también conocida como baguette y el campesino, éste último más grueso y de corteza más rustica, explica un trabajador de una panadería ubicada al final de la avenida Lara.

El resto: francés, siciliano, sobado, de molde, gallego, ajonjolí, orégano, integral, de queso, con pasas, de leche y de guayaba, desaparecieron.

En los abastos y supermercados se mantiene el pan cuadrado, el blanco de 500 gramos en Bs. 975 y en su versión integral desde Bs. 1.100.

Que el comensal se sienta como en casa, a gusto y bien atendido, era la premisa de los restaurantes de la ciudad, especialmente en los italianos, pero esta es otra tradición que desapareció. El pan de cortesía ya no se sirve en ningún establecimiento, no es factible para los propietarios, y los mesoneros bajan la cabeza apenados cada vez que el cliente los pide.

¿Y el relleno?

Un gustoso sándwich de jamón, queso, lechuga, tomate y salsa rosada, ya pasó a formar parte de la galería de sabores que quedó para el recuerdo de los barquisimetanos.

El kilo de jamón oscila los Bs. 3.500 mil por kilo, el queso amarillo ronda los Bs. 6.000, el blanco en Bs. 4000, la lechuga en Bs. 600 y el tomate en Bs. 1.000.

La mayonesa no se consigue en el mercado sino a precios especulativos, mientras que la salsa de tomate vale Bs. 1.346 en su presentación de 397 gramos y Bs. 3.408 de un kilo.

Otra posibilidad es rellenar el pan con mortadela, cuyo costo oscila entre Bs. 3.500 y Bs. 4200 por kilo.

La mantequilla no se consigue sino en su presentación de lata que vale Bs. 1.770, mientras que el famoso Cheez Whiz está en Bs. 1.000 en su versión pequeña.

Abastecimiento de trigo reactivaría sectores

Molino de Chivacoa tendría cuatro semanas procesando trigo panadero, lo que ha permitido que reaparezca la oferta de panes como el canilla y campesino  en algunas regiones, sin que se levante el control de sus ventas.

Sin embargo, se espera que el Gobierno nacional entregue otras toneladas del producto en los próximos días, a fin de no detener el proceso, ya que sólo les resta materia para la presente semana. De lo contrario, de nuevo agudizará la venta de panes.

Tal explicación fue ofrecida por Fernando Moreira, presidente de la Asociación de Panaderos de Lara, quien aplaudió y evaluó como positivo que arribe 15 mil toneladas de trigo panadero al molino de Cumaná para distribución en el oriente del país.  Detalló que  por tratarse de  una región poco poblada el consumo es bajo y por eso la referida cantidad podría distribuirse por varias semanas. Pero la situación es opuesta en el occidente del país, donde el consumo semanal podría ser de unas 10 mil toneladas. El consumo nacional serían 4.000 toneladas diarias.

En este sentido, subrayó que esperan que el Ejecutivo nacional continúe enviando trigo panadero para su procesamiento a los molinos de Maracaibo y Chivacoa.  “El mercado está un poco abastecido porque el ministro de alimentación (Rodolfo Marco Torres) está poniendo un poco de trigo en cada parte de Venezuela”, comentó.

El problema no es sólo el trigo

Moreira expuso que las panaderías limitan las venta de panes canillas y campesino por número  unidades porque laboran con poca materia y “se debe atender a todos  los clientes posibles”.

Detalló que el precio de los productos panaderos es relativo, ya que motivado por la misma carencia de insumos, en especial en el mercado formal,  se ven obligados a adquirir harina de trigo, las grasas y azúcar en el mercado negro,  hasta 300% más costosos.

Indicó que si bien el saco de harina de trigo cuesta en el mercado formal entre Bs. 8 mil y Bs. 9 mil. En el ámbito informal se adquiere en Bs. 40 mil y 60 mil.

“Tenemos que comprarla a esos precios porque no podemos cerrar  y tenemos  un compromiso con los empleados”, manifestó Moreira, quien además explicó que el pan salado venezolano es el único que contiene azúcar en cantidad significativa,  ya que le brinda suavidad, color y  consistencia.

En tal sentido, expuso que el pan campesino y canilla son más rentables cuando se cuenta con pocos productos, por lo que estos últimos son los únicos en oferta.

Refirió que igualmente registran problemas con el azúcar y aunque han intentado sustituirla por glucosa de maíz, los resultados   no han sido buenos.

La caja de huevos  la compran en Bs. 36 mil y  15 kilogramos de manteca o margarina en Bs. 60 mil. El costo controlado de este último es de Bs. 18 mil.

Debido a que el pan francés pierde rápidamente su consistencia, las panaderías han dejado de fabricarlo, una pérdida considerable si se toma en cuenta que representaba en promedio el 80% de las ventas.

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