Almagro no fue el empleado del mes de McDonald, pero sí de la OEA
Y llegó el día. El régimen chavista-madurista-castrista-comunista, hacía lo imposible para impedir la presentación del Informe Almagro en la reunión de la Comisión Permanente de la OEA. Pidió una reunión para el 21 para censurar a Almagro y no lo logró. Vía Samper, se convocó una reunión de Unasur para el mismo día, pero fue suspendida. El embajador Álvarez solicitó al presidente de la CP que suspendiera la reunión y se le negó. Al comenzar la reunión de la comisión, la canciller Rodríguez solicitó someter a votación el orden del día para sacar el punto del Informe Almagro y, oh sorpresa, perdió 20 a 12. Era el fin del chavismo en la OEA. Se acabaron los dólares que compraban votos. Solo quedaron aquellos pocos de PetroCaribe y los gobiernos castro-chavistas de Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Y comenzó la reunión. Tomó la palabra el Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Leyó un resumen del informe de 132 páginas. Cifras, hechos, pobreza, miseria, desempleo, inseguridad, muertos, presos políticos, torturas, escasez de alimentos y medicinas, inflación, deuda, devaluación, recesión, corrupción, violación de derechos humanos y de la constitución, restricción de las libertades de prensa y expresión, amedrentamiento, paramilitarismo gubernamental, sumisión de poderes, desconocimiento de la AN. Un retrato perfecto, real, objetivo de la situación de Venezuela. Por primera vez en la existencia de la OEA, un país recibe una reprimenda de ese tamaño. Crisis profunda, humanitaria, política, social, económica, moral. El mundo entero quedó perplejo ante estas denuncias. Desnudo quedó el régimen castro comunista. En escasos treinta minutos el Secretario General de la OEA desmontó toda una propaganda multimillonaria de años del gobierno venezolano.
Durante el debate hablaron los embajadores de los países representados en ese organismo hemisférico. Lenguaje diplomático y respetuoso prevaleció. Bolivia y Nicaragua desentonaron, pidieron la renuncia de Almagro. Y la joya de la reunión. La canciller Rodríguez iracunda, soez, con lenguaje digno de los ñángaras de los sesenta, insultó a Almagro y a todos aquellos que no la acompañaron en su petición. EEUU se llevó, después de Almagro, la mayor andanada de improperios. El único en responderle fue el embajador colombiano para pedirle respeto para el ex presidente Uribe. Los demás la de dejaron con los moños hechos. En esos foros los insultos no se responden.
Al final quedó una espada de Damocles sobre el gobierno venezolano. O cambia y respeta los principios fundamentales de la democracia, acepta el diálogo sin condiciones, reconoce a la oposición y la autonomía e independencia de poderes, libera a los presos políticos, acepta el referendo revocatorio para este año, o se reactivaría la solicitud de aplicación de la Carta Democrática Interamericana.