Este 27 de junio quienes cumplimos con la responsabilidad social que nos impone el ejercicio de la comunicación, conmemoraremos (no celebraremos) el Día del Periodista, con limitaciones a la información, del cual somos constitucionalmente pioneros en el mundo hispano. El régimen, además de violar como nunca ese derecho humano, ha convertido en riesgo el “oficio más bello del mundo”, al decir de Gabriel García Márquez.
Para más infortunio nos someten a hegemonía comunicacional, regida por la doctrina goebbeliana. Un arrogante hoy difunto se ufanó al ser designado ministro de Información y pedía que le llamaran de Propaganda, tal se nominaba al creado por Adolf Hitler para Joseph Goebbels. Jactancioso comentaba que aquí hay alumnos del considerado padre de la propaganda nazi.
El militarista régimen endosa a la oposición los principios fascistas, que junto con acusaciones de derecha, golpistas, narcotraficantes, asesinos (etc) terminen en vocería de seguidores. De allí que emita “constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel reciente de acusaciones”. Y de paso acalle “cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular noticias que favorecen el adversario, también contra programando con la ayuda de medios de comunicación afines”.
Norma redundante es este principio: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad.
Cargan sobre el adversario los propios errores y responden el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
Buenos alumnos de Goebbels caras de hierro, que por desvergüenza ni bajan la cara, son ideólogos del corrupto régimen.
Cinismo del que nos desgobierna dice en ser víctima de campaña mediática. Chantajean con papel y otros insumos lo cual provocó el cierre de unos 22 periódicos, conversión en semanario de diarios; reducción de páginas y tamaños; y con las concesiones a radio y televisión.
Pasan de 300 violaciones a la libre expresión. El brutal ataque al diario El Nacional, cuyo editor presidente está en el exilio, se le atribuye al colectivo Chávez Maduro (Chama). Igual agresión recibió el Correo del Caroní, de Guayana. Y el pasado lunes lanzaron una granada fragmentaria a sede del Aragüeño, cuyo dueño fue asesinado hace diez años. El artefacto contra el diario situado a pocos metros del organismo electoral, no explotó.
En junio, 30 comunicadores fueron agredidos y despojados de equipos por militares y bandas criminales.
Los medios audiovisuales son acosados por Conatel que dirige un enchufado en gobierno de cuarta República en la cual se declaró enemigo de la información veraz. Emisoras de radio y televisoras están sometidas a la extorsión con la no renovación de concesiones.
Aliada al hostigamiento contra libre expresión es la subalterna administración de justicia, que procesa unas 20 acciones contra medios y comunicadores. Abanderado es Diosdado Cabello, quien descarga su furia a Tal Cual, El Nacional y La Patilla y sus directivos.
Como lo hacemos en últimas efemérides, tributamos a comunicadores asesinados que ya suman 60, algunos en pleno ejercicio de la profesión.
Al margen. Perdurará en el recuerdo todo el día y en el país entero, la primera Mis Mundo salida de Venezuela: Susana Duijm. Reina Pepiada, es la arepa mixta bautizada en su nombre.
