La sustentabilidad está de moda… en la parte civilizada, si por civilizada entendemos una organización social, económica, política y suficientemente educada como para ser capaz de entender lo que ocurre hoy y actuar para corregir los problemas con respuestas puntuales y a largo plazo. Y no es asunto de moda, sino de necesidad urgente a resolver.
La sustentabilidad se define de manera muy sencilla: consiste en regular inteligentemente el uso de los recursos naturales de modo tal que ellos, aun utilizándolos hoy, puedan estar disponibles para las generaciones futuras. Pero aunque la definición de sustentabilidad es sencilla, su logro no lo es y, con frecuencia, se actúa tarde.
Algo de la necesidad de mirar por un futuro sustentable llega hasta nosotros pero solo para convertirnos en simples espectadores de un ideal que nos luce muy remoto. Otros países tienen muchas décadas actuando. Comenzaron desarrollando el concepto y aplicándolo a pequeña escala hasta abarcar todo el país. La experiencia acumulada es enorme y la intensidad de los debates, la divulgación de nuevas propuestas y los ensayos de aplicación son notables, con el agregado adicional de que el público en general está abierto a esos cambios, los acepta como necesarios y presiona a los gobiernos locales y nacionales a producir las legislaciones requeridas.
¿Y nosotros? No pasamos, en el mejor de los casos, del discurso y de acciones de poco impacto. La situación económica es deprimente y agravada por la indiferencia ambiental de quienes nos gobiernan. La idea de la sustentabilidad ha encontradorefugio en las universidades y algunos egresados han tratado de trabajar con este enfoque, pero todo conspira contra esta posibilidad: la ignorancia y la incomprensión del público, la de los funcionarios, las limitaciones que enfrentan los egresados en cuanto a conocimientos prácticos, las dificultades para adquirir equipos especiales, el costo y la ausencia de legislación y estímulos.
Unos pocos individuos puedendar el primer paso. Supongamos que alguien quiera poner en práctica su conciencia ambientalista y se proponga instalar en su casa, por ejemplo, las pocetas ahorradoras de agua. Todo va bien hasta que se entera del costo de esas pocetas pero supongamos que insista… hasta que descubre que el agua que él ayuda a ahorrar la desperdicia el vecino lavando su carro a manguerazos. Necesariamente concluirá que es un pendejo irremediable.
Los individuos, actuando individualmente no pueden cambiar rápidamente la manera de pensar de una masa cuyas preocupaciones están en otra parte. Ciertamente, los individuos tienen un papel clave como precursores sensibilizadores, pero pronto requerirán del apoyo de muchos otros. Organizaran grupos de presión y de propaganda y presionaran para queel Estado se encargue de lo que los privados no pueden hacer: sancionar leyes, castigar los delitos y facilitar y estimular las acciones en defensa y mejoramiento del ambiente. Pero tal como estamos hoy, será muy poco y muy tarde lo que haga en términos de ganar sustentabilidad ambiental, y mientras tanto los problemas se van agravando.
Claudio Beuvrin