Apagón: Interrupción súbita, accidental y pasajera de la luz eléctrica.
Imagínense un restaurante donde uno llega sólo hasta la barra iluminada para luego ser guiado por un camarero ciego a una sala contigua donde está el comedor a oscuras. Es decir, imposible ver lo que se come, bebe o incluso donde está el tenedor y el cuchillo. Por lo mismo, no queda otra que aguzar los sentidos y concentrarse.
Bajo la penumbra de la dictadura, los venezolanos estamos aprendiendo a luchar contra la oscuridad, a guiarnos nosotros mismos, sin ver lo que hacemos o lo que comemos, que es poco porque tampoco hay.
Muchos ciudadanos han optado por dormir a la luz de la luna y otros utilizan su ingenio para soportar las elevadas temperaturas y falta de energía eléctrica. En este momento crítico, la gente para aplacar el intenso calor ha apostado a la inspiración. Una familia durmió en el automóvil para utilizar el aire acondicionado.
Uno de los apagones más recordados de la historia fue el de Nueva York, el 9 de noviembre de 1965, a causa de un colapso de la red eléctrica.
Además de haber paralizado a la ciudad por 14 horas, es también muy recordado porque después de cumplirse nueve meses, hubo una cantidad de nacimientos más alta de lo normal. Treinta millones de personas en ocho estados lo sufrieron.
No es el caso de Venezuela, porque el horror que estamos viviendo con los largos y prolongados apagones se debe a la precariedad en que se encuentra Corpoelec. Venezuela sufrió un apagón el 29 de abril de 2008 debido a un incendio forestal cerca de la estación hidroeléctrica del embalse de Guri.
La mitad del territorio venezolano, Mérida, Lara, Zulia, Falcón, Bolívar, Táchira, Sucre y Caracas, entre otros estuvieron a oscuras durante tres horas.
Si bien el venezolano ya está cansado de sufrir la falta de uno de los servicios básicos, siempre buscará la manera de sobrellevar la situación con humor e ingenio:
Llega un chico y le pregunta a su amigo: ¿Viste el apagón de anoche?
Y le contesta:
-No, en mi casa se fue la luz.
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades”; “no hay luz porque los venezolanos se están comiendo un cable”; “estimado cliente, el servicio de energía volverá en 5 minutos. Si no llega en este tiempo, vuelva a leer el aviso”; “aquellos que no tienen luz pueden reunirse con un amigo, porque un amigo es una luz brillando en la oscuridad”; “la oscuridad nos da más luces”, dijo un allegado a Diosdado Cabello. Otro apegado a Nicolás Maduro señaló: “No hay luz, pero tenemos Patria”.
Sin luz, ojos que no ven corazón que no siente es una verdad absoluta, pero en nuestro caso a medias.
A veces por cobardía o egoísmo hay cosas que preferimos no ver para no lamentarnos, como el hambre, las injusticias sociales y el abuso de poder, porque con los apagones no vemos, pero sentimos.
Sea cual sea el tema, cierto es que el mundo ha cobrado conciencia de la sacrificada lucha que estamos librando los venezolanos por recuperar la luz de la democracia y la libertad, y fundar unos poderes públicos probos y verdaderamente independientes, o sea, estamos a oscuras pero no ciegos.
